A más de 30 meses del inicio de la pandemia por Covid-19, diferentes investigaciones ofrecen nuevas alternativas al surgimiento de una enfermedad que supo frenar al mundo. Hubo un trabajo investigativo minucioso, con estadísticas inteligentes y el uso genómico de todo lo rastreado. En un mercado de Wuhan se hizo el seguimiento hasta su “nacimiento” a dos cepas distintas del coronavirus.
El virólogo Edward Holmes, en octubre de 2014, realizó un recorrido por uno de los mayores mercados mayorista en Wuhan. Esta ciudad pasó ha sabido pasar desapercibida hasta fines de 2019. Holmes se encontró con jaulas de las más diversas especies, vivas o muertas, que se vendían para comer. El investigador contó que se encontró con especies que desconocía y que debió fotografiarlas.
En busca del origen del Covid-19
A ocho años de esa fotografía, la misma se transformó en una prueba clave para rastrear el origen de la pandemia por coronavirus. Aunque siempre los ojos han estado puestos sobre el mercado de Wuhan, nunca se pudo probar de forma definitiva. Esto ha llevado a que florezcan nuevas teorías por parte del Instituto de Virología de la ciudad china. Este laboratorio, según se argumenta, fue el liberador del virus, bien accidentalmente o deliberadamente.
En su momento, el consenso científico sobre el origen del covid estaba centrado en el salto del SARS de los murciélagos a los humanos, a través de un animal intermedio. Los investigadores recurrieron al microblogging chino Weibo. Allí se descubrió que, aquellas personas que utilizaron apps para pedir ayuda, no se encontraban en cercanías al mercado. Esto sugiere, basado en estos registros, que el mercado era un destino poco probable. Esto da a entender que, la superpropagación del virus invita a rastrear en otra dirección.
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