Gracias a los emprendedores que han ido publicando sus proyectos de crowdfunding en plataformas como Kickstarter, Verkami y similares, sabemos que todo el mundo tiene más o menos claro lo importante que es contar su proyecto de la manera más clara posible a la hora de buscar apoyos entre los posibles backers. A grandes rasgos, podríamos decir que gran parte del éxito de una campaña depende de la claridad y fluidez con al que se transmita el mensaje deseado al público, de manera que los visitantes tengan las menores dudas posibles y hayan sido bien informados acerca de las ventajas que supondría que el producto apoyado estuviera en el mercado.
Ahora bien. Digamos que el lanzamiento de una campaña supone uno de los elementos finales de una gran labor de comunicación que se ha debido realizar previamente, tanto a nivel de planificación como de contactos con medios especializados y early adopters de nuestro producto. Normalmente, cuando hemos llegado al punto de apretar el botón de lanzamiento, es porque hemos logrado depurar, pulir y perfeccionar nuestro mensaje hasta el punto óptimo, teniendo muy claro que es exactamente así como queremos que se transmita a los posibles backers. Si esta optimización supone el punto final, lógicamente debe haber un comienzo... ¿Y dónde empieza el mensaje que quieres transmitir en tu campaña de crowdfunding? La respuesta es fácil: en tu interior.
[Tweet "En mensaje de tu campaña de crowdfunding debe caber en un tuit."]
Vale, no somos Steve Jobs ni Paulo Coelho ni pretendemos crear una corriente filosófica en torno al crowdfunding... Pero quiero que tengas clara una cosa; la base del mensaje de tu campaña comienza con la idea misma de la campaña. Sí, esa idea que te ha rondado por la mente y a la que has ido dando forma durante meses. Esa idea que finalmente te has atrevido a plasmar en papel y que ahora presentas a la comunidad para que te ayuden a financiarla. Esa idea supone el modo en que vas a transmitir ese mensaje, ya que, al principio de todo, es precisamente la manera en que te lo has transmitido a ti mismo.
Cada vez que has pensado en el proyecto de crowdfunding que querías lanzar, sin darte cuenta has ido trabajando a nivel comercial en tu mente, vendiéndote la idea y potenciando las mejores características de tu producto. "Tiene el tamaño perfecto", "los padres también podrían usarlo" o "es que en amarillo mola más..." son frases que han pasado por tu cabeza y que han ido dando forma al mensaje final que vas a transmitir a las personas que quieran apoyarte. Una vez que esa idea sale de tu interior y eres capaz de contarla a tus amigos y familia (que suelen ser las personas más cercanas a las que transmitir tu locura...) es por que has dado el siguiente paso en la comunicación de tu mensaje y en la evolución de tu crowdfunding: la transmisión del concepto.
De este modo, exteriorizando lo que pretendes crear a través de tu campaña, logras que la idea de crowdfunding que has tenido se convierta en algo más tangible y suponga un tema de conversación recurrente, suponiendo esto una mejora y optimización constante para el mensaje y la propia campaña. "Lo puedo presentar así", "creo que esto funcionaría mejor" o "esto es horrible, mejor lo dejo en rojo" son pequeños detalles que, poco a poco, terminarán por tomar forma en una plataforma de crowdfunding.
Como ves, lo único que necesitas para comenzar con una campaña es una idea; así de fácil y así de difícil. Esa campaña que tienes idealizada en tu cabeza y que has comentado cada día con tus amigos se basa en algo que ya estaba en tu interior. Si todavía no la has tenido, seguro que estas líneas te motivan a pensar en algo nuevo. Si estás sonriendo al terminar de leer estas palabras, quiere decir que esa idea ya ha germinado en tu interior... Enhorabuena.