Bolivia no solía ser una selección que conllevase demasiado peligro ante la Argentina (excepto cuando se tenía que jugar en la altura de La Paz). Sin embargo, en los últimos tiempos, fue protagonista de dos de los partidos más olvidables de la albiceleste: el 1-6 en La Paz, y el 1-1 en La Plata.
Antes de aquel fatídico 1º de Abril de 2009, se habían jugado 29 partidos, con 22 victorias argentinas, 5 bolivianas (todas en el Altiplano) y 2 empates (uno en Goiania, Brasil, por la Copa América de 1989 -0 a 0-, y el otro, por las Eliminatorias para el Mundial 2002, en el Estadio Hernando Siles). Es decir, Argentina dominaba (y, más alla de las situaciones recientes, aún lo sigue haciendo) el historial. Pero a partir de allí, muchas cosas cambiaron.
Por la fecha 12 de las Eliminatorias para Sudáfrica, Argentina llegaba a una de las capitales bolivianas (la otra es Sucre) con un ánimo muy positivo: el seleccionado dirigido por Diego Maradona venía de ganarle a Venezuela por 4 a 0. Pero ese éxtasis hizo que se olviden varios factores, como una posible aclimatación, el uso de jugadores distintos a los del partido anterior, entre otros, a diferencia de lo hecho por José Pekerman 4 años atrás, cuando llevó un equipo alternativo días antes del encuentro, que terminó con un 2 a 1 favorable a la Argentina.
Esas cosas que no se hicieron, entre otras decisiones desacertadas, le costaron muy caro: cayeron por 6 a 1. Algo casi inédito, ya que la mayor diferencia que sacó alguna vez los bolivianos en un partido fue de dos goles (0-2 en 1957, y 1-3 en 1970), y que no se perdía por cinco (la diferencia máxima que se sacó contra la albiceleste) desde aquel partido ante Colombia en 1993 previo al Mundial de Estados Unidos. Tras ello, la situación de la selección cambió drásticamente. Maradona empezaba a ser discutido.
Ese no fue el único episodio negro contra “La Verde”. Hace pocos meses, por la inauguración de la Copa América, se volvieron a enfrentar en el Estadio Ciudad de la Plata. Sergio Batista era resistido por sus declaraciones demagógicas, que provocaron que se contradiga en reiteradas ocasiones. Esta era la chance ideal para reivindicarse.
Sin embargo, Argentina no jugó bien, y pudo haber perdido de no haber sido por el gol de Sergio Agüero. Fue 1 a 1, con un gol producto de un error infantil de Ever Banega. Eso fue un presagio de lo que iba a venir en la competencia continental.
Más allá de que no es un rival de jerarquía, parece ser que nombres como Edivaldo Rojas o Marcelo Moreno Martins (no va a jugar mañana), por no mencionar al ya retirado del seleccionado Joaquín Botero generan cierto tipo de temor, como si fuesen los mejores del mundo.
Será responsabilidad de todo el seleccionado, sea jugadores o cuerpo técnico, ahuyentar mañana de una vez por todas a ese cuco inesperado llamado Bolivia.