Salí de casa dispuesto a ver el documental emocional/testimonial "Amy" sobre la vida de la artista norteamericana de triste final. Pero, -¡ya se sabe!-, el verano es período voluble, de poca seriedad, y así resultó que la empresa exhibidora había decidido eliminar el film del horario anunciado y trasladarlo al siguiente. Mi enfado fue inmenso (¡cómo puede ser posible esto!, dije y me dije); pero como afuerael calor seguía apretando,decidí entrar en cualquier sala que ofreciese algo no infantil, tarea ardua y difícil pues las pantallas están llenas durante esta canícula de "Minions", "Pixels", "Del revés" o "Ted 2" (bueno, esta última pese a ir de un osito de peluche no es de tan niños). Ante mis ojos, pues, sólo tenía tres o cuatro opciones: "Girlhood", de la que el personal del cine no me supo decir nada, "Ant man" que no me interesaba , "El secreto de Adaline" que no me apetecía en ese momento y "Au fil de Ariane" -"El cumpleaños de Ariane"- a cuyo director Robert Guédiguian conocía de algún que otro film ("Marius y Jeannette" vino a mi cabeza en ese momento). Así que, por eliminación más que por decidida elección pasé a ver el último producto del director marsellés de origen armenio; al menos sabía con lo que me iba a encontrar, o eso creía yo.
La película: Una caja llena de sorpresasYa desde el principio las sorpresas se iban a suceder. La primera fue ver que en la sala sólo estábamos dos personas a las que -¡no sé por qué el personal de taquilla tiene esta costumbre!- nos habían colocado juntitos en el desértico cine (el asunto lo arreglamos ubicándonos en el lugar que a cada uno nos plugo saltándonos a la torera la numeración que figuraba en la entrada). El resto de sorpresas ya fueron puramente cinematográficas.
Una fantasía de Robert Guédiguian
El título del film se acompaña de un subtítulo que sirve de orientación para lo que nos disponemos a ver: Una fantasía de su director. Robert Guédiguian es consciente de la inmensa sorpresa que para sus espectadores habituales supone esta película y por eso lo advierte. En efecto, "El cumpleaños de Ariane" está, al menos aparentemente, en las antípodas de los filmes sociales que llenan la filmografía de su director como "À la vie, à la mort!" (1995), "Marius y Jeannette" (1997), "Marie-Jo y sus dos amores" (2002), "Mi padre es ingeniero" (2004), "El viaje a Armenia" (2006), "Lady Jane" (2008) o "Las nieves del Kilimanjaro" (2011) donde plasma su compromiso político, narrando la vida en fábricas, supermercados, calles humildes, zonas portuarias marsellesas de la clase trabajadora -sobre todo de la inmigración- que vive inmersa en la precariedad laboral, en las malas condiciones de trabajo, en el paro.
Robert Guédiguian estuvo afiliado breve tiempo al Partido Comunista pero sus ideas y compromiso siempre permean sus realizaciones cinematográficas. Así lo demuestran las declaraciones que hizo en España, en 2012, con motivo del estreno de "Las nieves del Kilimanjaro":
"La lucha de clases atraviesa el pueblo en sí mismo, a cada trabajador, porque el capital ha conseguido crear la ilusión de que todo el mundo era un poco capitalista, de que todos éramos burgueses; una ilusión que podía interiorizarse a través de pequeñas cosas concretas como el pequeño accionariado, el acceso a la propiedad".Todo esto o algo por el estilo esperaba encontrarme yo en esta su última producción. Pero no, sorprendentemente, Guédiguian, partiendo de una cotidiana fiesta de cumpleaños burguesa, se evade hacia el territorio de la pura ficcionalidad imaginativa para ofrecernos una fantasiosa metáfora escapista de esta rutinaria vida. Con todo, el director no se aparta de sus escenarios habituales: la zona portuaria marsellesa, ni de sus tipos marginales también habituales: Ariane (Ariane Ascaride), la madre y esposa que posiblemente va a vivir en soledad su fiesta de cumpleaños; Denis (Gérard Meylan), el dueño del pequeño restaurante al borde del mar; El taxista y Director de escena (Jean Pierre Darroussin); Martina/Actriz (Anaïs Demoustier); Raphael (Adrien Jolivet), el joven captador de turistas para el negocio de Denis; Marcial (Youssouf Djaoro), el africano inmigrante que sobrevive vendiendo souvenirs a los turistas que comen en el restaurante de Denis; Jack (Jacques Boudet), el escritor americano que come en el restaurante; Lola (Lola Naymark), la joven prostituta enamorada del joven Raphael; y la tortuga, elemento fantasioso cuya capacidad de comunicarse mediante el habla con Ariane es un elemento necesario para que el espectador identifique que ha ingresado en un mundo extraño.
Los seis personajes: Ariane, Denis, Raphael, Jack, Lola y Marcial
Si nos fijamos atentamente seis son los personajes con individualidad propia (Ariane, Denis, Raphael, Jack, Lola y Marcial) que como los de Luigi Pirandello pululan por la zona imaginativa del film en busca de un autor que les dé forma, que les justifique su propia existencia. No de otro modo, en mi opinión, cabe entender la necesidad que cada uno de estos seis seres tiene de realizar su sueño para así sentirse plenamente realizados: el africano Marcial desea liberar a los animales africanos "presos" en sus cuerpos disecados o en frascos de formol; Raphael desea que Lola abandone su vida de meretriz y se entregue a él en exclusiva; Lola desea que Rapahel al que ama no le coarte su libertad; Denis es un hombre bueno que hace el bien a todos los que están a su alrededor; Ariane desea cantar ante el público; y Jack es el erudito que desea que sus pensamientos y reflexiones sean escuchados y aplaudidos por un auditorio entregado. Todos ellos logran que sus deseos se hagan realidad en este 'país de las maravillas' que es el popular restaurante "Café l'Olympique", nombre con el que el director hace otro guiño a su amada ciudad de Marsella mediante la evocación esta vez de su afamado equipo de fútbol.Un homenaje al cine, el teatro, la literatura
La fantasía, la representación, encuentra su punto culminante en la representación que aparece en el film efectuada en las ruinas arqueológicas de esta vieja ciudad mediterránea. A la fantasía contribuye especialmente la tortuga que habla con Ariane y que me ha recordado la obra de Mark Twain "Diarios de Adán y Eva" cuya adaptación teatral vi no hará mucho tiempo, pues al igual que allí representa la voz de la conciencia o incluso la del mismo Creador que aconseja y explica desde su fantasmagórica distancia la realidad humana.
Y así como se puede vislumbrar al autor de Tom Sawyer es indudable que Chéjov ha sido muy tenido en cuenta por Guédiguian a la hora de idear el film. Esta presencia la detecto en dos aspectos, uno temático: las clases sociales populares (las remesas de turistas de la tercera edad que arriban al barato restaurante de Denis o el mundo de la inmigración de color que debe ganarse la vida subsistiendo de mala manera cuando sus conociminetos y preparación cultural son muy superiores; el otro formal: iniciar y finalizar la narración con el mismo objeto ("la misma arma para cometer el crimen" -decía él), algo que aquí no explicito para no incurrir en spoiler.
El homenaje al cine de Federico Fellini es clarísimo en la escena en que Lola se mete en la fuente que está frente al Museo de Ciencias Naturales cual si de Anita Ekberg se tratara; lástima que el bueno de Raphael no sea equiparable al magnífico Marcello Mastroiani.
En cuanto al teatro, aparte del ya comentado homenaje a Pirandello, la presencia de Bertold Brecht y las canciones de Kurt Weill que acompañaron no pocas de sus obras se realiza en el filme a través del tema musical "Comme on fait son lit on se couche" que Ariane consigue por fin cantar sobre un escenario y que en el fondo es un canto de asunción total de su condición social, familiar y personal.
Esta expresión francesa equivale a decir en español algo así como "Se recoge lo que se siembra". Y esto explica y justifica el final del film que parece sorprendernos porque, naturalmente, nos hemos olvidado a lo largo de la proyección de que asistíamos a una fantasía.
Reflexión final
Película que se puede ver con agrado sabedores de que no es ninguna obra maestra. Película muy francesa. Película que en algunos momentos decae pero que al final remonta con bríos. Película a la que el título dado en nuestro país hace perder el hálito de fantasía mítica presente en el original francés ("Au fil d'Ariane", 'En el hilo de Ariadna'). Película que deja algunos cabos sueltos difíciles de explicar completamente: ¿Qué se pretende comunicar con la presencia de la hermosa prostituta? Sólo encuentro una posible explicación sacada de la escena final del film: Venganza o broma personal del director. No lo sé. Si la vais a ver, ya me diréis.
¡¡Madre mía, qué calor!! Lo mismo me voy al cine.