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Era el cumpleaños de don Rafa, un prospero comerciante conocido por todos, no solo los de la Colonia sino hasta los de la ciudad.
Era un hombre muy respetado por todos. Algo debía tener que siempre andaba acompañado por mujeres hermosas, no tan jóvenes, pero si tenían lo suyo. Por esa razón tenía fama de mujeriego.
Era la envidia de todo mundo, no solo por su dinero, sino que tenia un carisma especial que a todo mundo caía bien.
Fuimos invitados al evento, así que mi papa nos llevo a mi mama y a mi y como todo mundo, le llevamos un pequeño presente.
-Don Rafa- Pero mira nada mas como ha crecido la nenita mas linda de toda la Colonia. Le decía a mi papa, refiriéndose a mí, por supuesto.
Nosotros igual éramos conocidos por todos y de todos era sabido que todo mundo me echaba los perros.
A mis 18, ya me había puesto bien cachonda y a todo mundo se le caía la baba cuando andaba en la calle.
Los hombres mayores en general, les encantaba echarme piropos y de cuando en cuando decían alguna expresión obscena.
-Papa- A que Don Rafa, como se le ocurre, mi pequeña es apenas una bb, decía orgulloso de mi.
De hecho, mi papa era el único hombre de la ciudad que me veía todavía como una bb, cuando todos los demás querían comerme ya. Hasta a las mujeres les provocaba celos, pero yo ni en cuenta.
-Don Rafa- No se crea, replicaba, ya esta buena para matrimonio, decía, por no decir otra cosa mas vulgar. Ahora que arregle mi divorcio le voy a pedir su mano, le decía a mi papa, que nomas se reía y le festejaba su ocurrencia.
No se daba cuenta que Don Rafa me miraba fijamente, recorriéndome toda completita con ojos de lujuria mal disimulada.
Yo nomas sonreía como de compromiso y le desviaba la mirada.
Poco después, terminada la comida, me pare a caminar para desaburrirme un poco. Algunos invitados se habían parado a bailar, otros bebían sus copas, y los demás platicaban tonterías, pero todo mundo se veía muy animado.
Curiosa, me acerque a ver un hermoso caballo que los peones trataban de meter al corral para cepillarlo. Me sorprendió ver que le colgaba tremenda verga. Sin darme cuenta, me le quede mirando un buen rato.
-Don Rafa- se ve que te gustan los sementales bb. Me dijo sorpresivamente, ya que, por estar de babosa, no le había visto llegar.
-Yo- Es un ejemplar muy hermoso, le dije, tratando de disimular mi nerviosismo, sabiendo que se había dado cuenta de como le miraba el vergon a su caballo.
-Don Rafa- Te gustaría acariciarlo? Me preguntó en doble sentido, sonriendo descaradamente.
Me puse toda colorada, super nerviosa, no supe que hacer. Como se le ocurría preguntar esas cosas, me dije.
-Me refiero al caballo- insistió. Yo balbuceando, nerviosa, le dije que sí.
Nos metimos a la caballeriza, nos acercamos al hermoso ejemplar y lo empecé a acariciar.
De repente, el enorme caballo, me voltea a ver y en ese momento se le volvió a parar su enorme verga, se ve que andaba con ganas de preñarse a alguna yegua coqueta y ofrecida.
Me quede mirando asombrada como le crecía y se le paraba más, y yo sentía como el pinche caballo me miraba como con ganas.
Otra vez me puse super nerviosa y super colorada, esperaba que don Rafa no se diera cuenta.
Pero el muy zorro, claro que se daba cuenta, así como también se daba cuenta de cómo me excitaba el tremendo vergon del animal.
Ya mas descaradamente, me tomo del brazo, me acerco al caballo y con tremenda desfachatez, me dijo agárrasela. Su voz se notaba, grave, tensa.
Yo mas colorada aun y mas nerviosa, no lo pensé dos veces y estirando los brazos, le tomé la verga con las dos manos y lo empecé a acariciar mirándole el tremendo vergon como hipnotizada.
Así estuve unos momentos. Yo sentía como me empezaba a excitar y como me empezaba a mojar.
El caballo estaba dentro del corral, así que no ofrecía peligro. Sin dudarlo un segundo, le jalé la verga y la pase de mi lado de la cerca y ante el asombro de Don Rafa, se la empecé a chupar.
Yo estaba fuera de mí, no estaba consciente de lo que estaba haciendo.
Yo solo quería probar su enorme instrumento y pues acá, en este preciso momento tenía la oportunidad y no pensaba dejarla pasar.
Al poco, el infeliz, sin previo aviso, me tiro toda su leche en la cara mojándome el vestido. Soltó un pequeño relincho como de agradecimiento y se alejó muy saleroso.
-Don Rafa- Ven me dijo, vamos adentro para que te limpies el vestido.
Me metió a una recamara, me pidió que me quitara el vestido y se lo entrego a una mucama para que lo lavara, lo planchara y lo trajera de vuelta.
Yo me quede en ropa interior, Don Rafa me miraba sorprendido, no se imaginaba que yo estuviera así de buena y no podía dejar de mirarme.
Se me cayo la cara de vergüenza cuando noto como tenia los calzones todos empapados de mis jugos. Me acerco una sabana para que me cubriera y me dijo que se los diera para que los lavaran también.
Así que los quite, y se los pase. Llamo a la mucama para que los lavara, y claramente vi como los olía y saboreaba un poco de mis jugos impregnados en el calzón.
Note claramente como se le empezaba a parar nomas de oler mis calzones.
Yo otra vez más, me volví a poner nerviosa y super colorada.
Se acerco a mí y me dijo
-Don Rafa- Agárramela. Obediente, así lo hice, sin decir palabra se la empecé a frotar, sobre el pantalón.
Enseguida sentí como se le ponía dura.
Al poco, se bajó los pantalones y me digo con voz grave, chúpala.
Yo obedecí al instante. Me arrodillé frente a el y tomándola entre mis manos se la empecé a chupar.
Note como le crecía y se le ponía más dura. Yo sentí como me excitaba y me empezaron a salir los jugos, escurriendo por mis muslos.
Don Rafa me levanto, me recostó sobre una mesita, yo adivinando lo que se venía, separé las piernas y le ofrecí el sexo. El no tardo ni un segundo y se abalanzo sobre mi metiendo la cabeza entre mis piernas y me empezó a chupar por todos lados.
Yo le tomaba la cabeza y la dirigía para que me chupara el clítoris.
Así un poco, hasta que finalmente, se puso de pie frente a mí, me levanto las piernas y yo se las puse sobre los hombros. Me metió toda la verga y los dos nos empezamos a mover como desenfrenados. Me tomaba de las caderas y me arremetía casi con desesperación. Yo trataba de mover las nalgas lo mas fuerte que podía, hasta que don Rafa, dando una especie de alarido, se vino tremendamente dentro de mi llenándome toda de su leche caliente.
Yo todavía me seguí moviendo unos instantes mas con su verga trabada dentro de mí y sin poderme resistir más, me abracé fuertemente a él y apretando las nalgas, me vine en tremendos orgasmos.
Pasaron varios días, hasta que finalmente, Don Rafa me llamo y me invito a comer a su casa.
Yo acepte con mucho gusto, pensando en el festín que me iba a dar con su caballito y luego con él.
Durante la comida, llegaron dos invitados más. Eran unos caballeros mayores como de 65, algo así.
Ante mi sorpresa, me dijo, estos son mis amigos Don Pepe y Don Gaspar. Son mis socios, siempre nos compartimos todo, me dijo serio, mirándome a los ojos y apretándome un muslo por debajo del vestido. Entendí perfectamente a lo que se refería, pero yo no dije nada. Solo los salude con una sonrisa.
La comida se llevo a cabo animadamente, la pasamos muy a gusto. Los invitados eran unas personas muy agradables.
Don Rafa no dejaba de meterme mano tocando todo lo que podía. Uno de los señores, Don Rafa, se sentó junto a mí y también me empezó a meter mano, muy discretamente.
Yo la verdad me empecé a calentar ante los manoseos de los dos.
La situación estaba un poco tensa. Yo me levante, me disculpe y me dirigí al baño. Quería limpiarme los calzones porque ya sentía que me empezaba a mojar.
Entre al baño, me quité los calzones y los empecé a limpiar con una toallita.
De pronto, entro al baño, uno de los señores, no el que me metía mano, sino el otro, Don Pepe. En pocas palabras me agarro con los calzones en la mano como se dice vulgarmente, pero en este momento así era literalmente.
Solo me sonrió, y sin pena alguna se puso a orinar junto a mí. Yo disimuladamente, así de reojo, le miraba el pene, se le veía algo grande y muy grueso. Yo me senté para ponerme los calzones cuando este pervertido, me toma la cabeza y sin decir palabra, me mete toda su verga en la boca.
El me tenia bien atrapada la cabeza, yo no me podía zafar, así que, siguiendo mi instinto de zorra, se la empecé a chupar muy rico, tan rico que dejo de tomarme la cabeza y me empezó a manosear los senos.
Me froto los pezones y enseguida se me pusieron duros y bien parados. El se agacho un poco para podérmelos chupar. Yo me dejaba hacer.
Eres una maravilla de putita me dijo el hombre. Ya Don Rafa nos había platicado lo caliente y pervertida que eres, pero yo no lo había creado, así que vine a comprobarlo.
Y efectivamente, eres una pinche puta caliente. Mama perra. Me gritaba ordenándome.
Para mi sorpresa, sus sucias palabras me pusieron muy caliente. Eso no me lo esperaba, no me había pasado nunca. Nadie me había hablado así jamás. Y ahora resulta que me excitaba que me dijeran puta, zorra y todo lo que le ocurría. Me dio de bofetadas y eso me calentó más y más. Se la empecé a chupar con mayor energía, se movía fuertemente y me la metía hasta el fondo. Me la sacaba y me volvía a abofetear, chupa puta, lo haces muy bien. Haz de haber practicado con tu papa, ¿no zorra? Me volvía a pegar.
Yo ya no me aguante más, lo tumbe en el suelo y me senté sobre el ensartándome toda su gruesa verga hasta el fondo. Me empecé a mover frenéticamente. El me ahorcaba y me abofeteaba y me insultaba.
Así estuve un buen rato cogiéndome a ese hombre hasta que me hizo venirme en un gran orgasmo múltiple. El tampoco pudo aguantar mas y se termino dentro de mi con grandes lechazos. Muy abundantes para su edad.
Regrese a la mesa y ahora solo estaba Don Gaspar, el que me había estado manoseando. Me senté junto a él, tomamos unas copas y platicamos muy a gusto.
El hombre platicaba y nuevamente me metía mano entre las piernas. De vez en vez las separaba un poco y me metía mano en el sexo. Luego, sin más, me abrazo y me empezó a besar en la boca, el cuello. Me manoseaba los senos y me los apretaba. Con la otra mano me sobaba las nalgas y también las apretaba.
Ese jueguito me empezó a poner caliente otra vez, y ahora con algunas copas de mas encima, pues con mayor razón. Así que, valiéndome madres, le empecé a frotar el pene. El por supuesto que se calentó mucho también. Ya me chupaba los senos, me mordía los pezones. Me metía mano en el sexo, me manoseaba las nalgas. Bueno, el hombre ese parecía un pulpo, no sé de dónde sacaba tantas manos, la cosa es que me tenia bien caliente ya otra vez.
Se saco la verga, me agaché sobre él y se la empecé a chupar. También la tenia muy gruesa y tampoco estaba tan grande, era muy parecida a la de Don Pepe.
En eso, unas manos me levantan, me sacan los calzones y poniéndome en cuatro me empiezan a meter la verga. Don Rafa pensé. Enseguida note lo grueso y lo grande de su verga. No en balde me había dado una buena cogida la otra vez. Me empezó a coger super rico, como la vez pasada. Don Gaspar le cedió su lugar a Don Pepe y se la empecé a chupar a él también. Luego los tres se turnaron para meterme la verga. Se las chupe a los tres y los tres me dieron la cogida de mi vida. Como me gozaron los muy cabrones y como los goce a ellos. Me hicieron venirme varias veces, no sé por qué, pero los hombres mayores me calientan lo máximo.
Finalmente, se terminaron encima de mí, llenándome de leche la cara, la boca, los senos, en fin, todo.
Mas tarde, nos despedimos y me marche feliz a mi casa.