Se lee ahora en los medios de tirada nacional que D. Iñaki, el marido que instigó a Dª Cristina hacia la comisión de tantas irregularidades en nombre del amor, que pidió a una conocida firma comercial, zapatillas deportivas para toda la familia de su augusto suegro. La cosa no tendría más relevancia si no se diese el hecho, hasta cierto punto humorístico, de que gracias al exjugador de balonmano, conocemos el número que calzan todos y cada uno de nuestros monarcas:
“El duque se puso en contacto con la empresa de fabricación para facilitarles “los números de la Familia Real”, dando el número de hasta trece miembros de la Casa Real. “S.M. el Rey 42,5; S.M. la Reina 39,5, el príncipe de Asturias 44,5, la princesa de Asturias 38; la infanta doña Elena 39,5; la infanta doña Cristina 39,5; don Jaime 47; don Iñaki 47; don Felipe 31; doña Victoria 27; don Juan 29; don Pablo 27; don Miguel 25″, informó a Reebok”“.
Dos números de diferencia entre el actual monarca y su progenitor, suponen una significativa mayor base de sustentación para el recién ascendido príncipe, le va a ser absolutamente necesaria en los tiempos que se le avecinan, e imprescindible para pasar desapercibido a través de todo este escabroso asunto. La Casa Real no puede transformarse en la institución calcetín para los reyes y sus adláteres, porque el respeto solo se puede mantener desde la pulcritud no solo legal, sino ética, y de ella se apartó D. Juan Carlos los últimos años de su reinado. Pedir zapatillas deportivas de regalo para todo el personal, aunque haya sido a través del cuñadísimo, no es admisible. El prestigio vale más que unos playeros