Es el segundo más visto desde el primer cara a cara entre Zapatero y el líder de la oposición
¿Viste ayer el debate? Esta sin duda ha sido la pregunta con la que muchos españoles nos hemos encontramos ayer en el trabajo, en clase o en los propios medios de comunicación. España sigue siendo una democracia muy joven que incluso se sorprende cuando los líderes de los principales partidos se sientan a hablar como seres humanos. De hecho, el debate del martes es tan solo el quinto de nuestra historia una vez que en las elecciones de 1993 el candidato del PP José María Aznar y el por aquel entonces presidente del gobierno Felipe González abrieran la puerta a esta herramienta democrática que lamentablemente en España tras dieciocho años todavía sigue estando en pañales.
En países como los Estados Unidos, los debates televisados están completamente arraigados en la tradición democrática americana. De hecho, se fijan con mucha anterioridad las fechas y lugares de los cinco debates previos a las elecciones presidenciales. En España sin embargo, hasta última hora hemos estado en vilo incluso sobre si habría o no debate electoral, y por supuesto donde ubicarlo ha sido de nuevo la madre de todas las batallas. ¿Por qué? Pues muy simple, porque la mayoría de las cadenas comerciales por desgracia están politizadas y ningún candidato quiere sentir en territorio hostil ¿Y qué pasa con Televisión Española? Que el partido de la oposición ha elegido a Ana Pastor como cabeza de turco para dar fundamento a sus acusaciones que dudan de la imparcialidad de la cadena y por lo tanto no es una opción. Porque piensa el ladrón que todos son de su condición.
Pero volviendo al debate en sí, es sorprendente (o no) el dato de audiencia con el que nos levantamos ayer por la mañana. El cara a cara entre Rubalcaba y Rajoy tuvo un 54,2 % de share, dato que se obtiene de todas las cadenas que emitieron la señal de la Academia de Televisión y cuya mitad corresponde a Televisión Española, mientras que la segunda opción de los espectador fue Antena 3. Respecto al anterior debate electoral record (el primer de la tanda Rajoy-Zapatero), esta contienda disminuye en 4,9 puntos.
La reducción del seguimiento puede ser debida a la sensación de apatía que genera la figura política en sí en pleno clima de crisis y con varios centenares de causas pendientes en España por malversación de fondo públicos, pero también hay que contabilizar el seguimiento en Internet, un medio que sin duda para las principales cadenas del país se está convirtiendo en una herramienta de futuro cambiando el concepto de televisión que teníamos hasta entonces. Yo, personalmente, lo vi a través del portal de La Sexta y no por afinidad, sino porque me gusta mucho scómo tienen organizada la herramienta.
Entrando en una valoración personal, el debate estuvo mejor de lo esperado ya que no se limitó a dejar margen a cada candidato para soltar su parrafada sino que se estructuró en tres bloques en orden decreciente de importancia. Uno de los aspectos más criticados ha sido la equiparación de la política exterior al resto de cuestiones sobre la mesa, pero no hay que olvidar que en la situación de riesgo en la que se encuentra nuestro país, las relaciones con nuestros vecinos europeos van a ser más cruciales que nunca.
Si bien es cierto que en La Palomita no vamos a entrar en valoraciones políticas, es inevitable mencionar que tan sólo hubo debate porque uno de los oponentes se prestó a ello mientras que otro se limitó a pasar el trámite aprovechándose de que estas elecciones van a tener poco de disputadas. Pero vamos a lo que parece lo único importante, ¿Quién ganó? Pues entre las verdades a medias, la ambigüedad y la incapacidad de nuestros políticos para conseguir llegar a los ciudadanos, probablemente ninguno. Eso sí, ganar ganó nuestra democracia, porque a pesar de que el papel del correctísimo Campo Vidal haya sido criticado por su falta de presencia, en eso consiste un cara a cara, en un diálogo espotáneo y fluido entre dos interlocutores con puntos en desacuerdo.
Con ese tipo de críticas lo que ha puesto en evidencia este programa es que los ciudadanos demandamos una mejora exponencial de los canales de comunicación que utilizan los políticos, siendo la más evidente la ampliación del número de debates y la mayor flexibilización de los mismos así como la inclusión de otro tipo de formatos como la entrevista o la mesa redonda. Por ahora, esta semana toca estar atentos a las entrevistas en los Informativos de Antena 3 con ambos candidatos por separado analizando su participación. Aunque más o menos ya nos podemos hacer una idea de cuál será la conclusión que nos llevemos a la cama: los dos se proclamarán vencedores, pero solo una barba será perfilada los próximos 4 años en los baños de La Moncloa.