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El derbi de la pandemia

Publicado el 11 junio 2020 por Trescuatrotres @tres4tres

Cuando Javier Tebas anunció que el partido elegido para dar inicio a la nueva normalidad sería el Sevilla-Betis que quedó pendiente hace ya 3 meses, todo sonaba tan lejano... Los sevillanos vivimos la noticia en casa con total desconfianza, y eso, en un pueblo caracterizado por la esperanza. Hasta indignación provocaba la tranquilidad con la que la LFP hablaba de la vuelta a la competición mientras los españoles morían por centenares. Pero hoy, ese empeño quijotesco del mandatario oscense nos ha devuleto la Liga, con sus más y sus menos, pero vuelve. Y ese partido, que ni de lejos podrá compensar la primavera robada para una ciudad que vive al ritmo de sus Fiestas Mayores, ya está aquí: el derbi de la pandemia.

Y llega dándole total sentido a la palabra más utilizada en los tiempos del COVID-19, la desescalada. Porque la incredulidad ante el regreso del fútbol ha ido, fase a fase, amainando semana tras semana. Mientras, paralelamente, la interiorización en el publico sevillista y bético de que el 11 de junio habría derbi ha ido aumentando exponencialmente. No podemos decir lo mismo de la cobertura mediática, que ha pasado de abrirse a los otros 18 durante la pandemia, a centrarse en Real Madrid y Barça ahora que se ve la luz al final del túnel. Por ello, vayan aquí las claves del derbi sevillano más extraño de la historia. Porque uno de los tres derbis más imporrtantes del mundo siempre merece una portada.

Dinámicas dispares

Cuando uno se enfrenta a un partido de esta índole, lo primero que hace es acudir a las estadísticas. Aunque, si ya son poco efectivas las dinámicas previas en derbis normales, imagínense su poca utilidad tras un parón de tres meses. Aún así, hemos de destacar la victoria ante el Real Madrid por 2-1 con la que el Real Betis se fue al confinamiento. El equipo verdiblanco no ganaba desde enero y veía prácticamente descartado el objetivo europeo. Pero, si el gran problema de los verdiblancos se encontraba en el poco trabajo táctico, ahora, con el tiempo que ha proporcionado el parón, ¿podría recuperar el terreno perdido?

En mucha mejor posición llega a la nueva normalidad el Sevilla Fútbol Club. Los rojiblancos llegan afianzados en el ansiado tercer puesto que da acceso a Champions League. Y aunque siguen vivos en Europa League y con el objetivo encarrilado en Liga, el empate en el Wanda, marcado por el VAR, desechó una gran oportunidad para alejarse de su gran rival hoy en día. Por ello, y bastante enfadados con el videoarbitraje, los de Nervión no se confinaron con las mejores sensaciones. Ganar esta noche sería un muy buen primer paso para darle la vuelta a la situación anímica y rematar la tarea Champions.

Entrenadores en la picota

Pues no sólo el VAR se ha ganado las reprimendas de la afición sevillista esta temporada. El otro blanco de críticas tiene nombre y apellidos, Julen Lopetegui Agote. Y aunque algunos ya empiezan a comprar la teoría resultadista del exseleccionador nacional, otros llevan defendiendo desde su llegada (la mochila tampoco ayuda) su incapacidad para liderar un proyecto así. Un proyecto en el que no sólo se va a exigir resultados, en Nervión también se pide fútbol. Pero al guipuzcoano, que nunca ha llegado a estar oficialmente cuestionado, parece no importarle sacrificar el juego por una victoria. La de esta noche es una ocasión única para demostrar que este Sevilla puede ganar jugando bien.

Nada que ver con la situación que vive Rubi desde que se sentó en el banquillo verdiblanco. Una pretemporada mala, un arranque peor, una defensa poco trabajada, jugadores fuera de sitio... todo apuntaba a que el catalán haría las maletas. No obstante, el exespanyolista ha ido salvando cada match ball que se le ha planteado: Celta, Valencia, Real Madrid... Él o la mejor plantilla que ha visto el Benito Villamarín desde hace 15 años. Un plantel que, durante meses no entendía (o no quería entender) abandonar el estilo Setién que tanto les gustaba por su toque de balón, parece empezar a interiorizar las bondades de un estilo más vertical. Lo que no quita que haya muchos béticos en su casa preguntándose cómo Rubi va a acabar el año como míster verdiblanco.

El físico de los veteranos

La retirada de Aduriz generó cierta convulsión en las aficiones de todos los equipos. No sólo por el cariño a un jugador de su talla, sino por la incertidumbre que supone un confinamiento como el vivido para futbolistas en el epílogo de su carrera. Jugadores que suelen protagonizar partidos como éste. Muchos pensarán en Joaquín, no sólo el alma del Betis, sino también una pieza clave por su calidad y su experiencia en el césped. De hecho, Rubi ya ha anunciado que el portuense no está para 90 minutos. Aunque nadie duda que esta noche Joaquín juega seguro.

Por otro lado, en el Sevilla también cuentan con jugadores de estas carcaterísticas. Banega puede ser el caso más marcado, no tanto por su edad sino por la carga de partidos que acumula y su futuro en tierras exóticas. Todos conocen de su dificultad para coger ritmo pero también de su calidad decisoria. Seguramente preocupe menos Jesús Navas, que, a sus 34 años, tendrá que adueñarse de la banda derecha. Pero claro, el palaciego es un auténtico portento físico.

Sin afición no es derbi

Hay quien piensa que un derbi sin público no es un derbi. Quizás no haya que llegar tan lejos en la definición, pero sí es cierto que la influencia de la grada en un partido así se antoja fundamental. Por lo tanto, aquí el gran perjudicado es el Sevilla, que sí sufrió el empuje de la afición verdiblanca en el choque de ida. Todos, béticos y sevillistas, tendrán que ver el partido desde sus casas, lo que ha provocado bonitas iniciativas por parte de los dos clubes. Propuestas como la de adornar las fachadas con banderas y bufandas, lo que ya ha hecho que se acuñe la expresión el derbi de los balcones.

Desde un punto de vista estadístico, no es la primera vez que se juega un derbi sevillano a puerta cerrada, aunque sí al completo. Puesto que el único precedente, se limitó a los 33 minutos que restaban cuando un aficionado bético alcanzó con una botella a Juande Ramos en 2007. Se trataba de unos cuartos de final de Copa del Rey y la deleznable acción provocó el desplazamiento del encuentro a Getafe, donde se jugó sin público. Esta, por tanto, será la primera ocasión en la que se vea un derbi en su totalidad sin público. Esperemos que también sea la última.


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