¿ Cuál es el sonido que produce una palmada con una sola mano ?
Koan Zen
El Derecho, en su definición más básica, es un conjunto de normas emitidas por el Estado que deben ser obedecidas obligatoriamente por la sociedad. El Zen es una especie de filosofía relacionada con el budismo que busca mostrar a las personas que ya están iluminadas. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Todo. Según una leyenda, Buda se encontraba al lado de una playa cuando vio a unos niños jugar con castillos de arena, los niños se peleaban por los castillos, he incluso cuando uno de ellos destruyó el castillo de otro, fue castigado por todo el grupo, cuando llegó la noche los niños abandonaron los castillos.
Según el Zen, toda la sociedad es una construcción mental, una entelequia, el Derecho no existe en la naturaleza como tal, está en nuestra mente. Hemos construido sociedades, Estados, naciones, a través de normas de conducta, sin embargo, todas esas normas, en virtud del Zen, no son más que creaciones artificiales. La naturaleza funciona a través de un orden, pero no hay un código escrito que determine cuáles son esas normas. Existe la ley de la gravedad, pero no hay un código que lo afirme, el agua moja, pero no hay un código escrito que así lo afirme. A contrario sensu, la conducta humana está escrita en códigos, sin embargo, esas normas no son dictadas por la naturaleza, son dictadas por una autoridad investida de poder por el conjunto de la sociedad.
Para el Zen todas las normas jurídicas son artificiales, como los niños jugando con castillos de arena, los seres humanos nos movemos en la sociedad a partir de reglas creadas por nuestra mente, pero que en la realidad no existen como tal, ya que cuando llega la noche oscura (la muerte puede ser) todo acaba, todas las reglas fenecen, se acaban. Las leyes de la naturaleza no se acaban, no fenecen, porque a pesar de no estar escritas en ningún código, son universales.
Para el Zen, el Derecho es una entelequia, a pesar de estar escrito en la mayoría de los casos no tienen realidad como tal, porque es como un castillo de arena, que depende de un arreglo momentáneo. Al acabarse el juego, se acaba el Derecho, se acaban las normas. Los Zen acatan las normas jurídicas en el Estado donde se encuentran, pero para ellos esas normas son pasajeras, momentáneas, ilusorias. Nosotros, en cambio, le damos una importancia sin igual a ese ordenamiento jurídico, como los niños peleándose por los castillos, los seres humanos aplicamos esas normas con rigor, con severidad, con seriedad, esperando ser recompensados por esa misma sociedad fruto de la entelequia colectiva.
Los Zen nos ponen a reflexionar sobre la utilidad del Derecho, sobre la practicidad de la naturaleza, y sobre la precariedad del poder del hombre sobre el universo, y nuestra aparente grandeza que alimenta nuestros egos efímeros. El Zen es difícil de entender, porque no se puede entender con la mente, se entiende con el corazón, y allí no hay reglas, sólo amor.