El desafío acuoso de Cristóbal Toral

CRISTOBAL TORAL
GALERÍA JUAN GRIS
DEL 28 DE ABRIL AL 11 DE JUNIO

Uno de los aspectos más llamativos de la exposición de Cristóbal Toral en la Galería Juan Gris, resaltados por el propio artista en el texto que abre el catálogo de la muestra, es el hecho de que “esta exposición no estaba planificada”. Afincado durante décadas en el óleo, su descubierta pasión por las acuarelas iba, en principio, a mostrarse al otro lado del charco, pero un cambio de parecer nos ha permitido disfrutar de esta alternativa pictórica y en ciertos aspectos un punto de inflexión frente a sus lienzos realistas.

Toral invoca a las acuarelas de Turner y su relación con las vanguardias posteriores, pero el juego de las similitudes se evidencia más en la obra de David Hockney. Parecidos esenciales, que no finales, porque la obra de Toral sigue sus propios derroteros en una reinterpretación acuosa de los temas que más renombre le han dado.

El espacio como narrador, el movimiento estacionario representado en sus recurrentes maletas, el armario como contenedor de vidas, la reinterpretación técnica del bodegón…, temas que parten del costumbrismo y que, por mucho que se adentren en terrenos surrealistas, siempre recuerdan el camino a casa. Y de esa facilidad para volar sin despegar los pies del suelo surgen obras como “Paquete de equipaje sobre un paisaje” o “Composición con cuadros volando”, donde los títulos no pueden ser más literales.

Algunos lo han vinculado con mucha razón al realismo mágico. A la producción de Toral no le faltan alegorías aunque ellas nos conduzcan, como en otras ocasiones, al universo femenino que parece inspirarle. El cambio de técnica no ha robado la melancolía a sus modelos, que siguen mostrándose apáticas, agotadas y solas, aguardando al evento que cambiará sus vidas.

Por otra parte, sus trípticos recorren caminos más ambiguos, con secuencias en las que se descomponen sus icónicas sandías y bodegones o, más explícita e irónica, la obra “Bombardeo en un paisaje de Ruisdael”, en el que un caza de combate siembra de muerte un bucólico paisaje inspirado en la obra del famoso paisajista holandés.

Las acuarelas de Cristóbal Toral confirman, una vez más, que las herramientas quedan en segundo plano ante el talento. Y aunque la dicotomía no existe, no sé qué llegaría a escoger si tuviera que elegir entre sus óleos y esta producción más reciente.

Todas las imágenes (c) de Cristóbal Toral