Revista Cultura y Ocio

El desafío de documentar el riesgo de burnout en la lucha contra la violencia machista

Publicado el 16 enero 2018 por María Bertoni
El desafío de documentar el riesgo de burnout en la lucha contra la violencia machistaAfiche provisorio del documental que en principio se estrenará en 2019.

“No es un documental institucional”, explica Lucía Vassallo sobre el proyecto a su cargo, Línea 137, cuyo rodaje comenzó semanas atrás. En conversación telefónica con Espectadores, la realizadora de 41 años adelanta la intención de registrar la rutina diaria de los trabajadores del programa Las Víctimas contra las Violencias que el Estado argentino creó en 2006 y que Eva Giberti coordina desde entonces para atender, asesorar, acompañar a mujeres, adolescentes, niños sometidos a abusos físicos y/o sexuales dentro o fuera de sus hogares. El riesgo de burnout o estrés laboral es el tema central de esta producción de Pensilvania Films, con guion de la periodista, escritora, activista feminista Marta Dillon.

A mediados del año pasado, el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales declaró de interés el proyecto que Vassallo presentó en octubre de 2016, y cuyo título retoma el número del call center que funciona en el marco del programa dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Mientras espera la primera cuota de financiación correspondiente, la directora empezó “con timidez” el rodaje en la Ciudad de Buenos Aires.

“La Universidad Nacional de Tres de Febrero, el primer socio que tenemos, está ayudándonos con los equipos. Ya filmamos dos jornadas y tenemos programadas cinco más. Cuando recibamos las partidas de dinero del INCAA, podremos planificar las demás sesiones en CABA y aquéllas que realizaremos en las provincias cuyos gobiernos implementaron una versión local de Las Víctimas contra las Violencias: Chaco, Misiones y Chubut “.

Según prevé Vassallo, el rodaje abarcará buena parte de 2018. “Si todo va bien, entraremos en la etapa de montaje a fines de año y estaremos en condiciones de estrenar en 2019”.

E: ¿Cómo llegó el guion de Marta Dillon a tus manos?

LV: Conozco a Marta a través de amigos, de la militancia, de los Encuentros Nacionales de Mujeres, de las marchas convocadas por el colectivo Ni Una Menos… La contacté para pedirle ayuda con el marco teórico sobre feminismo que quería darle a un proyecto audiovisual mío, sobre la banda de música Las Taradas. Marta me dijo que estaba muy ocupada entre la edición del suplemento Las 12 y sus libros, pero me ofreció un guion que había escrito hacía tiempo y que no había presentado en ningún lado.

Dillon redactó ese guion a partir del contacto que,  por razones laborales y militantes, mantuvo durante diez años con el programa Las Víctimas… y con Giberti. Se lo confió a Vassallo un poco en respuesta a la solicitud de asesoramiento inicial y otro poco porque le gustó el primer largometraje de la realizadora, La cárcel del primer mundo.

E: Antes de empezar con el rodaje de Línea 137 hiciste un trabajo muy riguroso de pre-producción…

LV: La pre-producción nos llevó entre tres y cuatro meses. A partir de los datos que Marta acumuló en diez años, entrevistamos por lo menos a quince personas que trabajaron o trabajan en el Programa. Entre ellas, Eva Giberti.

E: Volviendo al guion, ¿cómo está estructurado?

LV: El guion retrata a psicólogos y trabajadores sociales que se desempeñan en el Programa. Marta escribió cuatro episodios, cada uno centrado en un trabajador y en la resolución de un caso. La mirada está puesta en el riesgo de burnout, es decir, en la acumulación de estrés derivado del hecho de ponerles el cuerpo a situaciones de violencia que provocan un desgaste psicológico, incluso físico, importante. Se trata de documentar cómo estos profesionales resuelven los conflictos in situ y cómo los digieren después, cuando vuelven a sus casas.

Actualmente quienes hacen trabajo de campo también atienden el call center, explica Vassallo. “Las guardias son de doce horas, muy intensas por lo largas y por la envergadura de las situaciones enfrentadas. Yo grabé sólo dos y quedé agotada”.

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De los profesionales que se desempeñan en Buenos Aires, la realizadora eligió retratar a un varón y dos mujeres. “Y estamos empezando la pre-producción en el Chaco para seleccionar a los trabajadores de la versión del Programa que funciona en esa provincia”.

E: ¿Cómo llevás adelante el rodaje?

LV: Averiguo cuándo son las guardias de estos agentes y los acompaño con un equipo de filmación reducido. Cubrimos entonces todas las instancias de trabajo: la atención telefónica de la víctima o de algún testigo que llama para pedir auxilio; los trámites para solicitar la medida de prohibición de acercamiento contra el victimario. Hemos llegado a filmar doce horas corridas y a las corridas.

Vassallo reconoce que prefirió comenzar el rodaje “por la parte más difícil”, el acompañamiento a las víctimas. A los imponderables que plantea la cobertura de las guardias, se suma la posibilidad de que las personas agredidas no quieran una cámara cerca.

E: ¿Cómo reaccionaron las víctimas cuyos casos siguieron?

LV: Mucho mejor de lo que esperábamos… Sacar a la calle un equipo de rodaje resulta costoso porque requiere contratar seguros, notificar al sindicato. En un momento me pregunté qué hago si preparo todo esto y, cuando llego al lugar de los hechos, la víctima no quiere que filmemos lo que está pasando. Hasta ahora las víctimas aceptaron. Esperemos seguir así.

La realizadora recalca su decisión de no exponer a la persona abusada. “Siempre voy a preservar su identidad; quiero contar los casos atendidos sin mostrar rostros ni revelar nombres, apellidos, domicilios.

E: ¿Cómo repercutieron en vos las instancias extremas de rodaje?

LV: Me pegaron fuerte… Es la primera vez que encuentro una diferencia abismal entre lo que figura en el guion y lo que vivo en el rodaje… La noche posterior al primer día de filmación me costó mucho dormir, y a la mañana siguiente me sentí con mucha adrenalina, como muy sacada, muy nerviosa. Y al otro día estaba hecha un trapo de piso. Tenía dolor de cabeza, me sentía aplastada.

Esto no es lo mismo que ficcionar situaciones y hacer entrevistas. Por ejemplo, ésta es la primera vez en mi vida que debo gestionar chalecos antibalas para un film. Además, a diferencia de otros trabajos que hice, éste me pasa factura física y anímica.

Vassallo tuvo que buscar reemplazo para la jefa de producción inicial, que se asustó y abandonó el proyecto. “Es una rodaje no convencional, de riesgo” sostiene la directora antes de contar que a ella misma le costó despegarse de uno de los casos que cubrió. “Ahí reparé en el objetivo principal del documental en marcha: identificar con qué herramientas cuentan estos psicólogos y trabajadores sociales para tomar distancia de los conflictos abordados. Si después de una sola experiencia yo tardé en sacármela de la cabeza, ¿qué le queda a la gente de la Línea 137?”.

E: ¿Qué sabías de Las Víctimas contra las Violencias antes de acceder al guion de Dillon?

LV: Nada… No tenía conocimiento; me pasó lo que a mucha gente: está tan promocionada la Línea 144 que sabía que existía un número al que uno puede llamar y hacer una denuncia, pero desconocía que otro programa ofrece mucho más que tomar una denuncia y brindarte información sobre violencia de género.

Recién con este trabajo, me doy cuenta de lo que Eva Giberti y equipo armaron. En otras palabras vi con mis propios ojos cómo le cambiaron la vida a una mujer en un día.

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Vassallo por Vassallo

El desafío de documentar el riesgo de burnout en la lucha contra la violencia machistaRetrato de Luis Iramain, responsable de las fotos fijas de Línea 137. El documental.

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