El desafío de Facebook: conversaciones, subjetividad y cultura

¿Cuál es el desafío que abre el nuevo paradigma de la comunicación en internet?

No quiero que Facebook sea una empresa americana. No quiero que sea un negocio que esparza valores americanos alrededor del mundo. Debe ser sensible culturalmente hablando y entender la manera en la que la gente piensa.

Más de uno se sorprendería al saber que estas palabras fueron dichas por el mismísimo Mark Zuckerberg, creador de la red social más importante del mundo. Ahora bien, ¿Cómo se logra que algo sea culturalmente sensible? ¿Cómo saber lo que la gente piensa? Las palabras de Mark van más allá, inclusive hasta rozan lo filosófico. Pero, en esencia, es muy claro el mensaje.

Facebook es la máxima expresión de la Web 2.0, la internet que le da la oportunidad a los usuarios, meros consumidores de contenido,  de que se conviertan en productores. Es decir, las redes sociales están hechas por personas, la plataforma es sólo un marco. Tal como sucede en la vida real: un bar o una cafetería también son redes sociales, en tanto allí se junten personas, conocidas o desconocidas entre sí.

En escala global, Facebook logró que las personas conversen. Y no se trata sólo de conversaciones uno-a-uno, como lo hacían posible los inolvidables ICQ o MSN Messenger de Microsoft, sino de muchos-a-muchos, en la lógica de “conversemos entre todos”.

Hoy, tenemos sujetos que pueden escribir lo que piensan cuando quieran y recibir comentarios al instante de su red de amigos/as, sin importar lo extensa que sea, tanto por cantidad como por dispersión geográfica. Millones de usuarios de cientos de países confirmaron que quieren comunicarse sin intermediadios, que quieren opinar, sentirse libres sin que nadie ni nada los limite.

En este punto, retomanda la frase de Mark, Facebook se vuelve relativista y ecuménico. Porque allí no importan las apariencias, ni las opiniones, ni las condiciones sociales, políticas o económicas. Todos están allí, los ladrones y los policías, los cristianos y los satanistas, nuestros amigos y enemigos.

Estás vos, estoy yo.

Entonces, parece que Mark no resultó ser un visionario, más bien describió lo que sucede en la red. No obstante, deja entrever algo interesante para los comunicadores: si el creador de la red social más importante del mundo habla de la cultura y la subjetividad como valores, ¿por qué no nos apropiamos de estos espacios, que nos son legítimos? No necesitamos más confirmaciones.

Los tiempos que corren nos obligan a intervenir, dejando de lado la fascinación que los avances tecnológicos producen. Ser sensibles culturalmente y saber cómo piensan las personas. En fin, cómo se comunican y qué los motiva a hacerlo de la forma que lo hacen, para conocer y darle previsibilidad y sustento a este fenómeno sin precedentes.

Hoy, este es el  desafío.