Revista Cultura y Ocio

El Desafío de los 30 Días (3ª ed) - Día 8

Publicado el 08 noviembre 2015 por Gica
Pregunta 8: En todas las historias de leyenda en algún momento se habla de objetos maravillosos y fantásticos. En algunas ocasiones son armas, y en seguida nos viene a la mente la poderosa y determinante Excalibur, pero otras nos acompañan como nos acompañaron en los sueños. Dardo, las Dragonlance o las famosas espadas gemelas de Elric acompañaron con sus leyendas las historias que leíamos. También leíamos de otros objetos maravillosos. ¿Que si un Anillo Único, que si unas Botas de Siete Leguas o un Arpa de Oro, que si un Vellocino... que objeto maravilloso podrán encontrar unos aventureros en las inmediaciones de Highdell? (Importante el tener en cuenta lo de las inmediaciones...)

"La creación de algo nuevo no se logra con el intelecto, sino por el instinto lúdico que actúa desde una necesidad interior. La mente creativa juega con los objetos que ama."
- Carl Jung

Aunque los registros del Gemelo Gris no llegan tan atrás, la voz popular cuenta que cuando se fundó Highdell el terreno donde se alzaban sus primeras casas no era especialmente bueno. La llanura tenía algo de vegetación autóctona, pero era ésta una acostumbrada a poca lluvia y el terreno, aunque proporcionaba magras cosechas, no producía lo suficiente como para permitir que la comunidad asentada creciese hasta poder ser algo mas que una aldea (menos aún lo que es a día de hoy).

El Desafío de los 30 Días (3ª ed) - Día 8El más ilustre de los prohombres de Highdell, su mítico fundador, Egurd de Formespan, fué quien consiguió alterar para siempre ése hecho y preparar el futuro del asentamiento. Había llegado hasta allí huyendo de las guerras intestinas que asolaban el ya decadente Decanato de Zhad, y según aseguran los historiadores que han pasado generación tras generación, era un hombre carismático que había desempeñado algunos cargos de cierta importancia en la vieja corte. Tenía gracias a ello algunos contactos, con quienes conseguía mantener cierto grado de comunicación a pesar de las dificultades de aquella tumultuosa época, e invocando un gran favor de uno de ellos consiguió que le hiciera una visita. La tradición dice que se trataba de un anciano druida que vivía en los bosques que se extendían vírgenes varios meses de camino hacia el sur. Egurd lo agasajó tanto como sus posibilidades le permitieron, y cuando hubo acabado de honrarlo, le expuso su necesidad. Tenía que conseguir que la tierra fuése más fértil para cubrir las necesidades del asentamiento presentes y futuras. El druida asintió, y conversaron largo y tendido acerca de las características de la tierra y otras cosas acerca de las cuales sólo se especula.

Durante los tres meses que siguieron, los aldeanos vieron con frecuencia al druida paseando por los campos y cañadas, tocando la tierra y las plantas con sus manos y hablando con los animales. Transcurrido ése tiempo, la tradición dice que entregó a Egurd un estrafalario objeto construído con ramas, arcilla e hilo de bronce. Tenía forma de esfera y muchas aberturas, por donde asomaban algunos gusanos de tierra. El druida le explicó que aquello era una cornucopia de la tierra. Egurd debía enterrarla en un lugar seguro de aquella zona donde nadie pudiera perturbarla, y a partir de que lo hiciera la tierra comenzaría a ser un poco más fértil. Después de entregarle el objeto, el druida abandonó Highdell con la gratitud de su gente.

Aunque los locales consideran buscar la Cornucopia de la Tierra una falta de respeto, no ha faltado quien lo hiciera en todo este tiempo. Tales intentos suelen ser desbaratados por los propios habitantes de Highdell, quienes temen que su sustento peligre si un buscador avaricioso encuentra el artefacto y lo arranca de la tierra, pues se dice que podría funcionar en cualquier lugar: montaña, marisma o desierto, no importa qué, el terreno se volvería lo suficientemente manejable y fértil como para sostener a una comunidad. Nadie sabe dónde la enterró Egurd, y nadie que lo supiera lo compartiría en ningún caso, pero claro, no faltan teorías. Una de las más populares - y la razón de la presencia de guardia armada en el cementerio - es que se encuentra enterrada en una de las tumbas de los siete fundadores, con toda seguridad en la del propio Egurd, para que su fuerte espíritu alimente el poder del artefacto y mantenga a su querido pueblo abastecido y alimentado.


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