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En una legislatura que se anticipó con una campaña electoral basada en promesas de intenciones que después, por unos motivos u otros no se llegan, no se quieren o no se pueden cumplir, lo que más poderosamente llama mi atención es la presunción de culpabilidad con la que se vino considerando a aquellos que llegaron a pensar que tenían algo que criticar o mejorar; el victimismo con el que se arropó a los miembros del gobierno, fuerzas de orden público y a la sociedad supuestamente maltratada por el acto; y la violencia, más propia de tiempos muy pretéritos, con la que se han venido reprimiendo algunas de estas manifestaciones ciudadanas.
En la fotografía podemos ver a un Agente Antidisturbio preparando el equipo necesario con el que pastorear -controlando- a una manifestación de jóvenes estudiantes de Medicina, llegados desde toda España para protestar por la supuesta y próxima aplicación de la Troncalidad en sus estudios de Postgrado.