A principios de los años 70 del siglo XX eran conocidas por la ciencia tan solo dos especies de estos animales. Entre 1972 y 1975, un equipo encabezado por Ralph Wetzel, profesor de la Universidad de Conneticut, realizó extensos estudios de campo en la región semiárida de Gran Chaco, abarcando diferentes zonas de Argentina, Paraguay y Bolivia. Durante esta expedición, los investigadores se percataron de que los habitantes locales conocían tres tipos diferentes de pecarí: el pecarí labiado (Tayassu pecari), el pecarí de collar (Pecari tajacu) y además hablaban de una tercera forma, de mayor tamaño y de grandes orejas, al que se referían como tagua, pagua o curéburo (cerdo-burro). Wetzel fue provisto por los cazadores locales de cráneos de los tres tipos de pecarí, y tras compararlos entre sí, llegó a la conclusión de que el animal de mayor tamaño y con orejas de burro del que hablaban los nativos era en realidad una tercera especie de pecarí no catalogada por la ciencia.
De vuelta a la Universidad de Conneticut, Wetzel se dio cuenta de que el pecarí de orejas grandes que acababa de descubrir en el Chaco, en realidad no era del todo desconocido para la ciencia. Al comparar su cráneo con los de una especie fósil de pecarí conocida como Platygonus wagneri, se percató de que eran el mismo animal. El primer fósil de Platygonus wagneri fue descubierto en 1930, y desde entonces se encontraron muchos más ejemplares de esta especie, pero ninguno de ellos posterior al Pleistoceno (hace entre dos millones y diez mil años), por lo que se pensaba que la especie era una de las muchas que no habían sobrevivido a la Edad de Hielo. Además, Wetzel creyó conveniente incluir a la especie en un nuevo género, renombrándola en 1975 como Catagonus wagneri, hoy en día conocida comúnmente como pecarí del Chaco o tagua.
Pecarí del Chaco Catagonus wagneri en el zoo Beardsley (Bridgeport, Conneticut). Foto de James Dowling-Healey/Animal Diversity Web.
Es una especie activa durante el día, cuando se alimenta de cactus, frutos, raíces y plantas herbáceas. Suelen lamer suelos ricos en sales minerales para obtener calcio y magnesio. Viven en pequeños grupos de 2 a 10 individuos, formados normalmente por 4 ó 5 adultos acompañados por juveniles. Son animales territoriales, viven en áreas que pueden superar las 1.100 hectáreas y que marcan con sus glándulas odoríferas. Las hembras producen descendencia como muy pronto a los 2 años de edad. Tienen una camada al año, compuesta por 1 a 4 crías, que nacen bien desarrolladas y son capaces de correr a las pocas horas de su nacimiento. Se piensa que su longevidad puede superar los 9 años.Actualmente esta especie se encuentra en peligro de extinción según la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). Sus mayores amenazas son la destrucción de su hábitat y la caza por parte de los nativos de la zona para alimentarse de su carne y obtener su pelaje. La organización Wildlife Conservation International inició en 1983, bajo la dirección del zoólogo Andrew Taber, un proyecto para intentar frenar el declive de la especie, así como para salvaguardar la ecología de la región del Gran Chaco.
Sello postal de la República de Argentina con la imagen del pecarí del Chaco (fuente)
Durante el año 2000, el cinematógrafo alemán de vida salvaje Lothar Frenz y el biólogo holandés especialista en mamíferos Marc van Roosmalen, se encontraban realizando una expedición en la región amazónica del río Aripuana, cuando observaron como los integrantes de una tribu local cazaban y comían lo que parecía un pecarí de un tamaño superior a lo común. Los dos hombres pudieron rescatar algunos restos del animal, que fueron enviados a analizar genéticamente. En 2003, van Roosmalen consiguió filmar imágenes de tres individuos de esta especie. Después de la comparación de secuencias tanto de DNA mitocondrial como de DNA nuclear con el pecarí de collar (Pecari tajacu), se llegó a la conclusión de que los restos recogidos por Frenz y van Roosmalen pertenecían a una nueva especie que habría divergido del pecarí de collar hace entre 1 y 1.2 millones de años. En un artículo publicado en 2007, van Roosmalen y coautores nombraron formalmente la nueva especie como Pecari maximus, al tratarse de la especie conocida de pecarí de mayor tamaño. Sin embargo, en 2011, un equipo de científicos liderado por Jaime Góngora analizó diferentes tipos de pruebas sobre la nueva especie de pecarí. Compararon tanto caracteres anatómicos como secuencias de DNA, llegando a la conclusión de que no había razones suficientes para hablar de una nueva especie. Por esta razón, la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), decidió eliminar de su lista de especies a Pecari maximus, pasando a considerarla una variante de la ya conocida Pecari tajacu.
Pareja de pecaríes de collar Pecari tajacu. (C) Jeff Whitlock / Encyclopedia of Life
Muchos zoólogos actuales no están convencidos de la validez como especie del pecarí gigante, y tiende a pensarse que más bien representa una variante local del pecarí de collar con un tamaño mayor de lo habitual.Más información sobre el pecarí del chaco:
http://www.arkive.org/chacoan-peccary/catagonus-wagneri/#text=Biology
http://www.iucnredlist.org/details/4015/0
http://library.sandiegozoo.org/factsheets/chacoan_peccary/peccary.htm
http://www.edgeofexistence.org/mammals/species_info.php?id=67
http://www.ultimateungulate.com/Artiodactyla/Catagonus_wagneri.html
http://animaldiversity.org/accounts/Catagonus_wagneri/
Más información sobre Ralph Wetzel:
http://biodiversity.uconn.edu/wetzel-biography/
Más información sobre el Dr. Marc van Roosmalen:
http://www.marcvanroosmalen.com/
https://en.wikipedia.org/wiki/Marc_van_Roosmalen