Revista Historia

El desnudo de las mimas

Por Gladiatrix @gladiatrix60
EL DESNUDO DE LAS MIMAShttp://www.artrenewal.org/asp/database/image.asp?id=10299 Desde antiguo las representaciones de farsas teatrales de contenido procaz solo tenían cabida en los ludi florales, y, por tanto, relacionadas con Flora, divinidad de origen plebeyo.

El flamen menor de Floralis estaba asignado a esta divinidad. Flora no es una diosa terrible y altiva; quiere que sus juegos sean accesibles a la muchedumbre plebeya. Enseña a gozar a la juventud en flor: cuando las rosas han caído, se desprecia la espina. Ovidio
La fiesta de Flora era, ruidosa, con abundante comida y bebida, en la que el pueblo participante, la turba Floralis se entregaba a juegos licenciosos, a simulacros de uniones sexuales. En tiempos de Heliogábalo los actos de sexualidad eran reales, este emperador dispuso que en las funciones mímicas los adulterios se consumasen realmente, y no de forma simulada como solía hacerse (In mimis adulteriis ea quae solent simulato fieri effici ad verum iussit)

EL DESNUDO DE LAS MIMAS

La llamada nudatio mimarum (acto de desnudar a las mimas)  

Desconocemos si la  nudatio mimarum (acto de desnudar a las mimas) era un juego obsceno o ceremonia, pero seguro era un buen aliciente para acudir al teatro. Algunos hombres protestaban contra el desnudo de estas mujeres, como atestigua Valerio Máximo sobre Marco Porcio Catón.

En cierta ocasión, en que el mismo Catón asistía al desarrollo de los juegos florales, organizados por el edil Mesio, el pueblo sintió vergüenza de pedir que las mimas se desnudasen (Eodem ludos Florales, quos Messius aedilis faciebat, spectante populus ut mimae nudarentur postulare erubuit). Cuando se enteró de este extremo, merced a su amigo Favonio que estaba sentado a su lado, se marchó del teatro para no obstaculizar con su presencia el acostumbrado desarrollo del espectáculo. Mientras él salía, el pueblo le aplaudió calurosamente y quiso que el espectáculo se celebrase conforme a las antiguas costumbres. De este modo, el pueblo proclamó que sentía más respeto hacia la dignidad de un solo hombre que hacia toda la concurrencia (Val. Máx. II, 10, 8).
El poeta Marcial se preguntó ¿Cómo Catón, un hombre de puritanismo  avinagrado, acudía a esas fiestas? Que no entre Catón en nuestro teatro; y en caso de que entrara, permanezca callado. Creo que estoy en mi derecho de acabar esta nota con unos versos dedicados a Catón:

Conoces el dulce y sagrado rito de la alegre Flora, las competiciones festivas y las licencias de la gente corriente, ¿por qué, pues has venido al teatro, severo Catón? ¿O acaso has venido para que te vean irte? (Mart. Epigr. I, prol.)

Catón, consideraba  a estos actores y actrices de baja estofa, a los que consideraba crassatores spatiatores  vagos ambulantes. Estos actores iban de pueblo en pueblo con sus funciones de música, danza y mimo, a veces acompañadas solamente por el sonido de una flauta y un mono.

El espectáculo era corto, procaz, o incluso mudo, representada sobre un tablado levantado rápidamente o sobre el carro.

A esta gente de teatro, cómicos ambulantes  se la consideraba, según la Ley de las XII Tablas, indignos de servir en el ejército y de votar en las asambleas populares.

Cornelio Nepote consideraba  la profesión de actor que consistía en «subir a la escena y dar al pueblo un espectáculo vil y difamatorio, indigno de cualquier hombre de bien».

EL DESNUDO DE LAS MIMAS

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