La aventura de Ash continúa, por así decirlo.
Esta es la segunda película de la trilogía The Evil Dead. Este tiene la característica de que en los primeros minutos de la película veremos un pequeño resumen de la primera película. Sin embargo, hay varias diferencias en la historia. El más notorio es que en la película original es un grupo de amigos los que van a esa cabaña maldita y esta vez solo son Ash y su novia. Obviamente, esta trilogía no debe tomarse en serio, pero me molestó un poco que cambiaran las cosas.
Esta vez Ash y su novia se van de vacaciones a una cabaña abandonada. Allí encuentran nada más y nada menos que el Necronomicón. Junto con el Necronomicón, también encuentran una grabadora y una cinta que reproducen. La voz de un profesor de arqueología suena e invoca a los demonios contenidos en el libro.
Y aquí es cuando todo se vuelve loco y extraño. La novia de Ash está poseída y él se ve obligado a matarla. Las cosas se vuelven cada vez más extrañas hasta el punto de que el protagonista no sabe qué más hacer para detener la locura. Incluso hay una escena en la que las cosas se ríen a carcajadas y él hace lo mismo.
Algo que me gustó mucho de esta película es que está filmada de una manera diferente. ¿Qué quiero decir? Los personajes se mueven de forma extraña, como si fuera stop motion. No sé si lo has notado. Pero esto le dio un toque más inquietante a todo.
En esta película está la famosa escena donde Ash tiene que cortarse la mano porque está poseído. Y lo reemplaza con una motosierra.
Y eso no es todo, porque la locura continúa hasta el final, ya que Ash es transportado al pasado, al año 1300 para ser más específicos. La historia continúa en la tercera parte.
Sin duda esta es mi película favorita de la trilogía. Siento que el nivel de locura, extravagancia, posiciones, sangre y gore no tiene comparación con las otras dos producciones.