El detector de metales es un instrumento muy extendido e incluso utilizado en exceso. Es un aparato que puede detectar metales más o menos preciosos sepultados en la tierra. Se utiliza, además de para buscar tesoros, como medio de seguridad en la búsqueda de minas terrestres, las temidas minas anti personas.
Hablamos de un dispositivo electromagnético, en el que la corriente eléctrica alterna, que se pasa a una bobina trasmisora, genera un campo magnético alterno: la presencia de metal provoca alteraciones en dicho campo magnético. Estas alteraciones, al ser detectadas, se trasforman en señales eléctricas.
En la industria se utilizan para detectar cables eléctricos, tuberías de agua, etc. Actualmente llama la atención su uso para la detección de tesoros, monedas antiguas, reliquias arqueológicasy otros objetos metálicos de valor.
En los años 90 del siglo XX, en la aldea de Hoxne (Gran Bretaña), el empleo de este instrumento permitió descubrir un autentico tesoro, escondido probablemente con prisas en tiempos de la caída del Imperio romano.
Las industrias farmacéuticas y alimenticias han utilizado esta tecnología para asegurar de calidad de los productos. Los detectores de metales permiten inspeccionar los productos y asegurar que están libres de contaminación de partículas metálicas o magnéticas de cualquier tipo.
El detector de metales también es utilizado por la policía para descubrir pistas que ayudan a encontrar personas desaparecidas y aportar pruebas, como balas perdidas, joyas que pertenecen a un forcejeo... es de gran utilidad en los juicios.