Revista Cultura y Ocio

El Día de la Marmota

Publicado el 27 septiembre 2014 por Benjamín Recacha García @brecacha

viñeta forges

Este país llamado España hace tiempo que vive inmerso en el Día de la Marmota. Al menos esa es la sensación que yo tengo. Nuestro presidente, Mariano Rajoy, también conocido como ‘El señor de los chuches’ o ‘de los hilillos de plastilina’, está pletórico porque la economía española va como un tiro, hasta el punto de haberse convertido en poco menos que la locomotora de Europa. El milagro español (por obra y gracia del PP) es célebre ya en todo el mundo, incluido ese modelo a seguir en todos los aspectos, también en derechos humanos, que es China. Cambiad el “shesheo”, la barba y las gafas de nuestro amado líder por el careto del Mr. Bean socialista, nos desplazamos cuatro o cinco años atrás, y ahí lo tenemos, hablando de brotes verdes.

Lo del actual gobierno y el PP en general más bien es un agujero negro, el de la corrupción y el color del dinero sobre los que se cimienta. Desde que estalló el caso Bárcenas no han parado de aparecer pruebas ante las cuales sólo los necios y los fanáticos son capaces aún de confiar en la honestidad y el talante democrático de una formación política que rezuma podredumbre. Pruebas concluyentes y conclusiones contundentes del juez instructor, el famoso Pablo Ruz, que aunque al principio no parecía tener muchas ganas de destapar toda la mierda, el hedor insoportable que desprende le ha hecho imposible ignorar la realidad. Pero ahí están, gobernando como si nada, como si la financiación ilegal del partido y los pagos en negro no fueran con ellos. Y las encuestas les siguen dando ganadores de las próximas elecciones generales. Lo que yo decía, el Día de la Marmota.

El principal partido de la oposición, el Partido (Socialista Obrero) Español, no es que esté ayudando mucho a que las tendencias de voto cambien. Por no hacer, prácticamente ya ni hace oposición al gobierno. Está más preocupado en vender a su nuevo líder, al mesías que nos va a devolver la esperanza y la sonrisa perpetua, la perca del Nilo lo bautiza Rosa María Artal en uno de los artículos más brillantes que he leído últimamente. Ya teníamos a un percebe “al mando” de la nave y ahora a una perca “intentando” arrebatárselo. El problema es que ese tipo tan guapo, tan alto, tan simpático y tan elegante que los “socialistas” han elegido para la reconquista, parece que no tiene muy claro quién gobierna y se está dedicando a hacerle oposición al líder de un partido sin representación parlamentaria (todavía). De hecho, son muchos los dirigentes (que quizás un día hace mucho tiempo fueron) socialistas que centran sus iras en el “populismo” de Podemos, llegando al extremo ridículo de atacarles por viajar a Latinoamérica a reunirse con líderes tan antidemocráticos, demagogos, populistas y enemigos del progreso como el presidente de Uruguay, José Mujica.

Podemos ataca a la casta, y el PSOE, en lugar de mirar hacia su interior y procurar limpiar la porquería que asoma bajo la alfombra, cierra filas en torno a su nuevo producto de marketing y su discurso de mercadillo, el mismo que llevamos oyendo años y años (el Día de la Marmota), tan vacío como siempre, se hace el ofendido y contraataca. “¡Que viene el coco! ¡El populismo bolivariano! ¡La cartilla de racionamiento! ¡Las nacionalizaciones! ¡La abolición de la propiedad privada! ¡El fin del mundo! ¡Votadnos a nosotros, la única opción de gobierno alternativa!” Quitad “alternativa” y es exactamente lo mismo que dicen los del PP.

El 15M, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, Guanyem, Podemos son los únicos ingredientes novedosos en el pastel duro, con la nata agria, relleno de sucedáneo de cacao y mermelada caducada en que ha degenerado nuestra democracia, tan desmotivadora y tediosa como ese horrible día que se le repetía una y otra vez al pobre Bill Murray en ‘Atrapado en el tiempo’.

Podemos se encuentra en plena construcción, mediante un proceso de democracia participativa que hasta el momento sólo puede calificarse de impecable. Los partidos tradicionales son incapaces de comprenderlo y en su degeneración mental, la que les ha llevado a considerarse como los únicos garantes de la democracia, a advertir que sin ellos no hay democracia, descalifican y desprecian por su “falta de democracia” iniciativas que tienen su origen, su razón de ser y su éxito precisamente en la participación ciudadana, en dar la voz y la capacidad de decidir al pueblo. El mundo al revés. La democracia que ellos entienden es la que otorga el poder a órganos y mecanismos que escapan del control ciudadano, y hasta ahora nos lo hemos tragado.

PP y PSOE tienen la misma concepción de la sociedad y el sistema económico y político que deben regirla, por eso no es de extrañar que reaccionen con la misma intransigencia a las demandas ciudadanas, a los movimientos que surgen desde la base, al margen de las rígidas estructuras políticas.

Es normal, pues, que se muestren igual de intransigentes (con leves matices) ante el movimiento ciudadano que en Catalunya exige que se permita celebrar una consulta sobre la independencia, y es normal que yerren en el diagnóstico que ha conducido a lo que parece un callejón sin salida que, ni mucho menos, la va a encontrar prohibiendo que se vote. Tanto PP como PSOE creen que dándole una colleja a Artur Mas los independentistas se irán a su casa con la cabeza gacha. Padecen la misma ceguera. Lo he escrito ya muchas veces, y lo ha escrito otra mucha gente, sobre todo desde Catalunya: la reivindicación independentista surge desde la sociedad civil, no desde los partidos. CiU y el president Mas se han visto arrastrados por la marea. La sociedad catalana quiere, por mayoría aplastante, una consulta sobre la independencia, lo que no significa que quiera la independencia. Queremos votar porque entendemos que es la única forma de poner fin a este Día de la Marmota que es ya realmente pesado revivir. Día tras día se reproducen las mismas tertulias radiofónicas, las mismas sentencias y expresiones recurrentes, las mismas sandeces y amenazas… Es muy, pero que muy aburrido.

En fin, lo dejo aquí. Apuesto a que se os ocurren otros muchos ejemplos de hechos y actitudes que os hacen sentir en un interminable Día de la Marmota, o del Búfalo, visto el tamaño de la absurdidad en que nos vemos atrapados.


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