Religión a partir de P3… Hmmmm… Interesante, muy interesante… Mi hijo está en P4, así que cuando entre en vigor la Ley Wert (si es que prosperan las enmiendas que el PP ha anunciado que presentará durante la tramitación en el Senado), ya en P5, se va a haber perdido dos cursos completos que nunca podrá recuperar… ¡¡¡Noooooooo!!! Esto hay que remediarlo de alguna manera. No podemos permitir que almas puras e inocentes como la de mi hijo queden expuestas a la corrupción moral, a la influencia perversa del Maligno…
De la otra corrupción no hablamos. De hecho, gracias a la religión todos volveremos a tener muy claro cuál es nuestro sitio en la sociedad y nos evitaremos el mal trago de cuestionar la realidad. Se acabó la amargura. Hemos venido a sufrir a este valle de lágrimas y a actuar como buenos cristianos para ganarnos nuestro lugar en el paraíso junto a los angelitos.
Qué reconfortante resulta imaginar a mi pequeño cantando algún himno al Señor, de buena mañana, antes de empezar las clases, en vez de esas canciones paganas infantiles. Y así hasta bachillerato. Por fin el sistema educativo español retomará la senda de la moralidad y la rectitud que nunca debiera haber abandonado. ¡Aleluya!
No sé si se acabarán incorporando las exigencias de la Conferencia Episcopal al redactado definitivo de la LOMCE, pero a tenor de las declaraciones del portavoz de Educación del PP en el Senado, Luis Peral, no resulta difícil hacer un pronóstico. “Yo creo que esto es un error técnico que lo razonable sería subsanar porque los acuerdos internacionales deben cumplirse“, dice, refiriéndose a los que establecieron Estado y El Vaticano en 1979.
Celebro que el PP sea tan escrupuloso respecto a los compromisos. Estoy seguro de que acabará obrando de igual manera en materia de derechos humanos, como en el caso de las víctimas desaparecidas del franquismo, las de los desahucios que ejecutan las entidades financieras rescatadas con dinero público, o en lo referente al cumplimiento de los derechos que garantiza nuestra modélica Constitución, a la que tan encarnizadamente defienden. El derecho al trabajo y a una vivienda digna son sólo un par de ejemplos.
En serio, no salgo de mi asombro. Ni en la peor de las pesadillas habría podido imaginar una regresión social e ideológica de tal calado. Es que sólo falta que ordenen colgar un crucifijo en cada aula y el retrato del “Generalísimo” presidiéndola. Volver a la España añorada. La Conferencia Espiscopal y el (inquietantemente numeroso) sector reaccionario de la sociedad en los últimos 35 años no habían visto tan cerca la oportunidad de regresar a aquellos tiempos “dorados”, mientras que el resto de pecadores no damos abasto para cerrar las vías de agua que amenazan con mandarnos directamente al infierno.
Veo y escucho al presidente de la “patronal” de los sacerdotes, Rouco Varela, y a su portavoz, Martínez Camino, y no puedo evitar imaginarlos en un tribunal de la Santa Inquisición condenando a gente a la hoguera con un brillo “celestial” en los ojos.
Arrepintámonos, pecadores, la Iglesia ha vuelto a ocupar ese lugar junto al poder en el que tan a gusto se siente. El monopolio de las ideas le pertenece por derecho divino. Amén.
Archivado bajo Actualidad, Reflexiones
Etiquetado con acuerdos internacionales, ética, Conferencia Episcopal, derechos humanos, El Vaticano, gobierno, Iglesia, ley Wert, LOMCE, Martínez Camino, moral, poder, política, PP, religión, Rouco Varela, Senado, sistema educativo
← El día que salí en el suplemento del 35 aniversario de ‘El Periódico’