Llamaremos Día Mr. Bean, al día de la torpeza. Todo tiene que ver con la fluidez y la falta de la misma…pero en su sentido más físico.
Cuando esta “falta de fluidez” ( el antónimo de fluidez =densidad) se da en otros aspectos más espirituales ( y coyunturales), yo lo llamo “Dia Grrr”.
El de hoy ha sido , puramente, Mr. Bean... Ha habido un momento, a eso del mediodía que he pensado que debía parar para ver si podía coordinar, de nuevo, los gestos cotidianos con la desparecida fluidez…
La cima de mi Mr.Bean se ha producido saliendo del coche : las bolsas de la compra, el maletín del ordenador, el puto bolso ( que hoy he elegido hábilmente de “asa”), una caja de cartón de contenido frágil… Antes de coger todo eso, me he puesto la chaqueta y el foulard para no llevarlos en las manos, ya previsiblemente ocupadas ( Aviso : este detalle parece tonto pero ha sido definitorio en el agobio) . En el asiento trasero, además, estaba el último de Follet ( magnitud king size en el mundo del libro) que me acababa de devolver mi padre. No lo podía dejar, allí, a la vista…
Todo esto, aparcando a unos metros de mi casa y con la necesidad de un desplazamiento líneal con un peso considerable, de mal distribuir y mal coger.
Con ese sol primaveral ?, he sacado todas esas cosas ( muchas) y he rebuscado en el bolso ( además de asa, tipo shopping bag grande y caótico) hasta encontrar las llaves que he encajado en mis dedos en la modalidad “garra meñequil”. Me he colgado el bolso del hombro y he cogido todas las bolsas entonces, me he dado cuenta que las llaves estaban puestas . Al inclinarme a cogerlas, el puto bolso me ha resbalado del hombro al brazo , para chocar con las tropecientas bolsas y hacer caer las llaves de casa que colgaban de mi meñique… Ya hacía calor. Mucho calor.
Claro, he dejado , otraaa vezzz, las bolsas y todas las cosas en el suelo para recoger las llaves que, con Murphy aliado a Mr. Bean, habían caido debajo del coche. Y… (impresionante) , al inclinarme, se me han caído al suelo las gafas de sol que llevaba en el pelo…Ufffff…
Por fin, he cerrado el coche,me he colocado las gafas de sol , me he metido las llaves en el bolsillo ( desistiendo de poder abrir con todo incorporado en mis manos) y volviendo a distribuir todas las cosas, he iniciado el penoso camino hacia casa. Calor.
Cuando ya casi alcanzaba mi objetivo ha empezado a sonar el móvil. Imposible acceder. Ha vuelto a sonar y me he puesto nerviosa. En la puerta, he descargado todas las cosas ( las odio) y he apoyado el super bolso para buscar el móvil que seguía sonando y sonando… Lo habitual es que cuando lo cazo, ya se ha callado y eso es lo que ha pasado, of course. Rellamada, bla, bla, bla y ¡por fin! voy a entrar en casa…Es colocar la llave en la cerradura y oigo a mi espalda la voz del “jefe de obras” (Dia Omm) de las idem que están haciendo en mi casa, me ha ayudado a entrar las bolsas y me ha informado que no tendremos agua durante un ratito ( tiempo indefinido en su idioma ).Ha dejado las bolsas (amablemente) en una zona inusual en mi camino y me tropiezo con tooodas las bolsas, cosas y la caja de contenido frágil. No me he caído pero he hecho un requiebro contra pared maravilloso. Casi le doy una patadita a la caja…
Aquí, es cuando he hecho el parón. Me he sacado la chaqueta y el pañuelito, he dejado las cosas esas , sin tocar, en el pasillo y sólo he recogido mi maletín .He abierto el ordenador y leído los correos. Había cosas que me han hecho sonreír y sonreír y sonreír y… así, como quien no quiere la cosa , el Día Mr. Bean se ha ido difuminando y he conseguido un estado de normalidad absoluta.
Creo que he recuperado totalmente la fluidez.
Y sigo sonriendo…
