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El día que Martín Palermo falló 3 penaltis

Publicado el 29 mayo 2020 por Trescuatrotres @tres4tres

El 4 de julio de 1999, el estadio Feliciano Cáceres, en Paraguay, acogía el duelo que dirimiría el campeón del grupo C de aquella copa América, compuesto por Argentina, Colombia, Uruguay y Ecuador. Argentinos y colombianos se prepararon para disputar el duelo sin imaginar que aquella tarde se convertiría en histórica gracias a Martín Palermo.

A los cinco minutos, un penalti a favor de los argentinos demostraba que no se jugaba un encuentro cualquiera.

Martín Palermo agarró la pelota y la depositó en el punto mientras ajustaba su mira telescópica. Quiso aunar potencia y precisión, pero no supo combinar bien la mezcla y el balón se estrelló en el larguero para salir despedido a la grada. A los diez minutos se decretó otra pena máxima, aunque en la otra área. Esta vez, Córdoba transformó el castigo y puso por delante a Colombia. En tan solo cinco minutos, Argentina había pasado de la gloria al infierno.

El día que Martín Palermo falló 3 penaltis
Martín Palermo se lamenta tras fallar uno de los penaltis (fuente: youtube)

Con ese resultado terminaba la primera mitad del enfrentamiento, pero la fiesta del penalti solo acababa de empezar.

El partido pudo haberse decidido cuando el árbitro, el paraguayo Ubaldo Aquino, señaló otro penalti a favor de Colombia. Sin embargo, el mono Burgos atajó el lanzamiento de Ricard.A falta de tan solo 15 minutos, los acontecimientos se desataron y el duelo se volvió loco.

Otro máximo castigo favorable a la albiceleste propició que Martín Palermo quisiera resarcirse de su error anterior y el delantero se adueñó del balón para cumplir su propósito. Pero su intento volvió a ser estéril. Esta vez, la pelota se fue al limbo junto a las ilusiones argentinas por sacar algo positivo de ese partido.

El día que Martín Palermo falló 3 penaltis
(fuente: antena2.com)

Congo marcó el segundo gol y, cerca del final, Montaño puso la guinda a la goleada cafetera.

Pero el destino, siempre caprichoso, tenía aún reservada una sorpresa en forma, como no, de penalti. El tercero favorable a Argentina, ya en el descuento.

Carlos Bianchi bautizó en su día al delantero argentino como el optimista del gol. Apelando a esa condición, Martín Palermo se encaminó hacia el punto fatídico. Un defensa rival esa tarde, compañero del delantero en Boca Juniors, se cruzó aposta con él para rogarle que no ejecutara el lanzamiento, pero Palermo estaba ese día henchido de optimismo y en su cabeza solo resonaba el ansia de venganza a causa de los dos errores anteriores.

Con un fuerte disparo a la izquierda del portero, el ariete quiso quemar la última bala para perforar la meta contraria, pero Miguel Calero se estiró para frustrar las intenciones del argentino. Ese día, Palermo entendió que hay espinas de las que nunca te puedes desprender, además de que el único que manda en el juego del balompié es el balón, que esa tarde estaba empeñado en no cruzar la línea de gol de la portería colombiana.

Churchill decía que "un pesimista ve la dificultad en cada oportunidad, mientras que un optimista ve la oportunidad en cada dificultad". Quizá el exceso de vista fue lo que causó aquel 4 de julio el triple fracaso de Martín Palermo.


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