Revista Cultura y Ocio

El día que vendrá. Rhidian Brook

Por Mientrasleo @MientrasleoS
El día que vendrá. Rhidian Brook
     "- La Bestia ya está aquí. La he visto. Berti también la ha visto. Y Dietmar. Con el pelaje negro como un elegante abrigo de señora. Y unos dientes como teclas de piano. Tenemos que matarla. Si no hacemos nosotros, ¿quién lo hará? ¿Los tommies? ¿Los yanquis? ¿Los franceses? Ellos no querrán, están demasiado ocupados buscando otras cosas. Quieren esto y lo de más allá. Son como perros peleándose por un hueso sin carne. Tenemos que hacerlo nosotros. Atrapar a la Bestia antes de que ella nos atrape. Entonces todo irá mejor."
     Hay épocas habituales en la literatura, y una de ellas es la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, pocas veces se habla de lo que sucedió justo después, por eso me interesó tanto esta novela y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual El día que vendrá.
     Estamos en Hamburgo en septiembre de 1946, la guerra ha terminado, Alemania ha sido vencida y comienza el largo proceso de reconstrucción por parte de los aliados. Así conocemos a Lewis, un soldado inglés destinado en Alemania para ayudar con este proceso, es un hombre con un marcado sentimiento de la justicia, casi un idealista, que se niega a ver a los alemanes como unas sombras perfiladas en blanco, negro o gris según las dudas que existan sobre su afiliación. Quizás por eso, cuando se le asigna vivienda para ocupar, opta por compartir la enorme casa con los dueños, el señor Lubert, que ha perdido a su mujer, y su hija Frieda que parece llena de rabia y empeñada en no pasar página. A esta casa llegan la mujer de Lewis, una mujer cuyo corazón se ha visto endurecido hacia los alemanes al perder a su hijo mayor en un bombardeo, y su hijo Edmund. La convivencia entre las cuatro paredes de esta casa parece que va a ser todo menos fácil, ya que bajo cada uno de sus habitantes se esconde una pasión, una herida.
     Hamburgo fue una ciudad muy castigada durante la Guerra; calles y edificios destrozados, cascotes por todas partes y bandas de niños que corrían entre los escombros. Esa fue el panorama dejado por una guerra terrible. Y ese es el panorama que nos muestra el autor, una ciudad en la que los niños se descuelgan de los puentes, palo en mano, para golpear el carbón de los trenes que pasan para que las mujeres puedan recogerlo y calentarse, una ciudad en la que los niños de más de 14 años son reclutados para quitar escombros entre los que muchas veces aparecían cuerpos sin nombre. Una ciudad en la que los residentes se sabían vencidos y quienes llegaban a ayudar no tenían muy claro como deberían de tratarlos, así que parecía mejor opción el recelo y la falta de trato.
     Muchas veces, caemos en la tentación de pensar que una vez finalizado un conflicto, la paz trae consigo todo lo bueno, pero normalmente trae un periodo difícil y lleno de heridas en el que ambas partes han de adecuarse al nuevo papel asignado; vencedores o vencidos. Y ese es justo el escenario que se desarrolla en la casa que protagoniza este libro. Dos familias, una casi reflejo de la otra, en distintos bandos. El alemán, un hombre educado, tranquilo, que ha perdido a su esposa y se encuentra con una hija adolescente llena de ira y resentimiento. Unos sentimientos que parecen conducirla hacia la peligrosísima resistencia. Y otra familia inglesa, con Lewis, razonable, tolerante, su esposa Rachael una mujer herida que ve en sus compañeros de residencia una presencia hostil hasta que comienza a sentir interés por ellos, por quien ya no está, por Lubert y su saber estar... ,y finalmente  Edmund, la visión del niño que llega a un lugar totalmente nuevo y lo hace cargado de preguntas en lugar de prejuicios. Con este interesante escenario y unos cuidados personajes que se complementan con alguna pandilla, compañeros de traslados y también de resentimientos, el autor construye una historia muy solvente además de entretenida. Es una ficción real, ya que no sólo esa época existió, sino que parece ser que el abuelo del autor estuvo precisamente destinado en Alemania y compartió vivienda con una familia local. Quizás por eso nos encontramos una novela llena de pequeños detalles que conforma un universo en el que resulta muy fácil integrarse.
     El día que vendrá ha resultado todo un descubrimiento; una historia cuidada y bien escrita sobre un momento histórico que parece haber sido olvidado en la literatura. Un país diezmado, dividido, que se sabía vencido e intentaba sobreponerse, y unos personajes llenos de sentimientos y pasiones a flor de piel. En definitiva, una buena historia en la que, pese a desarrollarse a un ritmo pausado, nunca dejan de suceder cosas ante la atenta mirada del lector ávido por saber. Os recomiendo que le deis una oportunidad.
     Y vosotros, ¿también elegís vuestras lecturas por el contexto en el que se desarrollan?
     Gracias

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