En buena parte esa aleatoriedad es la causante de los cambios en las poblaciones, puesto que las decisiones de los individuos afectan a su propia supervivencia o a la de sus posibles descendientes, pero la dirección evolutiva la marca la población: el individuo vive o muere, pero la población cambia dependiendo de los supervivientes.La rana de bosque o bermeja, la Rana temporaria de nuestros hayedos y praderas de media y alta montaña, comienza el celo al principio del invierno en muchas ocasiones y mantiene la pulsión reproductora a lo largo de varios meses.
Hembra de Rana temporaria en un hayedo de Teberga
Las hembras ponen los huevos en charcas y regatos que mayoritariamente serán temporales en función de la climatología. Surcos en el barro hecho por tractores, charcas en los márgenes de los caminos, pozas o revolcaderos de jabalí.Temporales porque se secan si faltan precipitaciones, o temporales si se congelan tardíamente.
Dentro del agua, esperando, asoma un macho, mucho más pequeño que la hembra
En ambos casos las puestas se malograrán y los miles y miles de huevos depositados en ellas tendrán un final abrupto.
La tendencia no confirmada pero parcialmente apreciable de un desplazamiento de las precipitaciones de nieve hacia el final del invierno, es probable que afecte gravemente a las poblaciones de Rana.
Puesta en una charca dentro de un hayedo en Teberga
Muchas de las puestas son invernales, pero si el invierno está demasiado retrasado pueden estar avanzados ya los renacuajos, que aún son más vulnerables, o puede que sea demasiado tarde y los renacuajos tardíos no lleguen a ser capaces de metamorfosearse antes de que las mínimas charcas donde han nacido se sequen.
Renacuajos ya nacidos en la charca del bosque de Teberga a principios de febrero
Se observan incluso las branquias de las larvas