Muy interesante reportaje la semana pasada, en Crónica de El Mundo, sobre el dinero que ha movido el terror del nacionalismo cruento vasco durante todos estos años. La dignidad de los que no pagaron: gentes como Luis Olarra, o Juan Alcorta. El horror de todos los que fueron extorsionados ante el silencio cómplice de la mayoría. Y luego están los otros, los jatorras, los que nunca fueron un ejemplo. De nada. Dice el reportaje: "La amenaza se extendió incluso a
deportistas de élite, a cocineros famosos... que no denunciaron. Sólo lo hizo
uno, Bixente Lizarazu, vascofrancés y jugador del Athletic, a quien en
diciembre de 2000 ETA reclamó el dinero percibido por su participación en la
selección francesa; no podía tener "dos patrias". En 2004, Juan María
Arzak y Pedro Subijana tuvieron que declarar ante el juez después de que un
etarra afirmara que habían pagado."
En fin