El dióxido de cloro (CDS) que se comercializa para uso humano es una solución acuosa concentrada al 0,3% (3000 ppm) del gas de dióxido de cloro, sin contenido de clorito sódico (NaClO2) y con un pH neutro.
La acción terapéutica del dióxido de cloro está dada por su selectividad por pH, lo que quiere decir que esta molécula se disocia y libera oxígeno cuando entra en contacto con otro ácido: este oxígeno liberado elimina a los patógenos presentes.
El dióxido de cloro libera oxígeno a través del llamado "efecto Bohr", que consiste en ser selectivo por acidez ya sea por el ácido láctico o por la acidez del patógeno.
Su efecto terapéutico es debido -entre otros- a que crea un entorno alcalino, eliminando a los patógenos ácidos, a través de la oxidación, con una sobrecarga electromagnética imposible de disipar por parte de los organismos unicelulares.
Desde el inicio de la pandemia se han publicado numerosos trabajos en los que se propone el CDS con el tratamiento efectivo contra COVID19
Kály-Kullai y colaboradores propusieron al inicio de la pandemia el uso de CDS para la prevención y el tratamiento de pacientes . En este estudio proponen la posibilidad de desarrollar e implementar protocolos antivirales mediante la aplicación de soluciones acuosas de dióxido de cloro (ClO2) de alta pureza.
El dióxido de cloro se aprobó en Bolivia para tratar el COVID (ley nº 1351 de 2020), que autorizó la elaboración, comercialización, suministro y uso bajo consentimiento de la solución de dióxido de cloro CDS, como prevención y tratamiento ante la pandemia de COVID-19. Se constituyó un comité de ética avalado por el Ministerio de Salud de Bolivia, que aprobó un protocolo de investigación multicéntrico de alcance internacional, retrospectivo, conformado por cinco universidades (Universidad Técnica de Oruro, Universidad Pública de El Alto, Universidad Mayor de San Simón, Universidad Autónoma Gabriel René Moreno y el Instituto Técnico de Yacuiba "Gran Chaco") que a su vez, a través de sus comités de investigación clínica, científica y ética, están realizando sus propias investigaciones sobre el dióxido de cloro para su uso en diferentes aplicaciones.
Las estadísticas de Bolivia demuestran una marcada reducción de casos y muertes en ese país. Por ejemplo, se pasó de un pico de 2031 casos diarios el 20 de agosto de 2020, hasta 147 casos diarios el 21 de octubre de 2020, cuando ya se había comenzado a tratar con CDS, lo que representa una disminución del 93%.
En otros países de América Latina, el dióxido de cloro también se está empezando a utilizar con gran éxito para combatir el COVID-19, como por ejemplo hacen los médicos que integran la COMUSAV, Coalición Mundial Salud y Vida.
Pero uno de los mayores problemas es que parte de la población desconoce este tratamiento, de manera que cuando el Dr. Soriano Moreno, estudió 3.000 pacientes entre la población peruana que habían padecido COVID, encontró que el tratamiento con CDS fue una buena estrategia de prevención, pero constató también la población desconocía la utilidad del mismo.
El Dr. Manuel Aparicio-Alonso en México, publicó hace unos meses un estudio sobre la eficacia del CDS en pacientes que conviven con enfermos con COVID en el mismo domicilio. Estudió a 1.163 miembros de familia convivientes con pacientes COVID19 positivos/sospechosos y los trató con CDS al 0.3% por vía oral durante al menos catorce días. La eficacia de este tratamiento preventivo fue del 90.4% (1,051 de 1,163 familiares no presentaron ningún síntoma COVID).
Este mismo grupo de trabajo publicó otro estudio sobre los efectos positivos y negativos del tratamiento con CDS en pacientes COVID. Estudiando 1.136 pacientes tratados con CDS, encontrando que el tiempo medio de resolución de los síntomas fue de 4.84 días y el tratamiento completo fue de 15.87 días. Además, solo el 6.78% de los pacientes presentó reacciones adversas leves y esporádicas como dolor de cabeza, mareos, vómitos, diarreas y náuseas. Ningún efecto secundario puso en peligro la salud de los pacientes. Los análisis de sangre no revelaron ninguna anomalía sistémica después del consumo de CDS, siendo dados de alta sin complicaciones el 99,03% de los pacientes.
Un último estudio publicado recientemente por este mismo grupo de investigadores de México compara la incidencia a largo plazo de síntomas persistentes, y compara aquellos que recibieron un tratamiento con fármacos convencionales frente a los que recibieron tratamiento con CDS, encontrando que los pacientes tratados por la COVID19 aguda, exclusivamente con CDS tuvieron 6.14 veces menos incidencia de secuelas.
Se ha realizado otro estudio muy llamativo entre médicos bolivianos y españoles, dirigidos por el doctor Eduardo Insignares-Carrione, director de investigación global en Liechtenstein (Suiza), en el que afirman que basados en la prueba de comparación de proporciones y su intervalo de confianza, así como las pruebas pareadas usando la prueba Wilcoxon - Mann - Whitney (α: 95%), que los datos en la mayoría de las variables obtenidos, indican que el dióxido de cloro es efectivo en el tratamiento de COVID 19, haciendo RT-PCR negativa en el cien por ciento de los casos a los 7 días, modificando significativa y rápidamente los síntomas de la enfermedad, y reduciendo significativamente los parámetros de laboratorio a la normalidad dentro de 14 a 21 días.
Todos estos datos no deberían ser ignorados por el Ministerio de Sanidad de España. Al igual que hizo en 2020 Bolivia, podría haber promovido estudios científicos como los que se han hecho, si es que estos no le merecen confianza, para poder disponer de un tratamiento barato y asequible como es el dióxido de cloro, que además apenas tiene efectos secundarios, que ha sido utilizado desde hace muchos años como tratamiento contra virus y bacterias y que según los estudios aportados en estos artículos tienen una eficacia de prevención de la aparición de la enfermedad superior al 90% y de curación de COVID de más del 99%.
Si los lectores quieren seguir las recomendaciones de los estudios realizados que han demostrado la eficacia de este tratamiento y la falta de efectos secundarios, los familiares y contactos de pacientes COVID podrían tomar CDS de forma preventiva, como recomiendan los estudios, con las pautas propuestas de 10ml de CDS al 0.3% disueltos en un litro de agua, tomándolo repartido en dos o tres dosis al día, al menos mientras las autoridades se deciden o no a aplicarlo como tratamiento en los pacientes diagnosticados de COVID, cosa que en este momento no se hace en España.
En los casos de tratamiento de pacientes con COVID, las dosis utilizadas son al menos el doble que las propuestas para prevención por los grupos que han trabajado con el CDS como tratamiento, o sea entre 20 y 25 ml de solución de CDS al 0,3% en un litro y medio de agua, repartido en varias tomas al día, utilizándolo tal como se autorizó en Bolivia, con el consentimiento informado de quienes lo quieran usar.
MRSA eradication using chlorine dioxide
Determinación de la eficacia del dióxido de cloro en el tratamiento de COVID 19 Uso del Díoxido de Cloro (ClO2) durante la pandemia por la COVID19 Chlorine Dioxide in COVID-19: Hypothesis about the Possible Mechanism of Molecular Action in SARS-CoV-2 La AEMPS advierte de los riesgos graves para la salud por el consumo de dióxido de cloro o MMSÚltima actualización de los productos de Amazon en este artículo el 2022-01-08 / Los precios y la disponibilidad pueden ser distintos a los publicados.