1. ¿Qué es el dolor crónico?.
El concepto de dolor y su tratamiento han evolucionado desde una visión lineal biomédica, que entendía el dolor como resultado de una afectación orgánica, a un modelo biopsicosocial, que concibe el dolor como un fenómeno complejo y multidimensional determinado por la interacción compleja de múltiples factores biológicos, psicológicos y sociales (Gatchel et al., 2007).
El punto de inflexión viene marcado por la Teoría de la Compuerta propuesta por Melzack y Casey con la que se enfatiza por primera vez el papel de los mecanismos centrales neurales en la experiencia de dolor (Melzck y Casey, 1965).
A partir de lo propuesto por esta teoría numerosas investigaciones demuestran que existen una gran cantidad de factores cognitivos, conductuales, emocionales, físicos, sociales y culturales que juegan un rol importante en la experiencia final de dolor (Bustos-Domínguez, 2000; Boersma & Linton, 2005; Gatchel et al., 2007).
2. ¿Cómo se define desde los inicios?:
Posteriormente, la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) lo define como " una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada a un daño tisular existente o potencial, o descrita en términos de ese dañ o" (IASP, 1979), resaltando el aspecto subjetivo de la experiencia del dolor y su relación con las emociones y cogniciones. Incluso propone la posibilidad de que exista dolor sin que exista una lesión real.
Se hace, por tanto, imprescindible atender a varios niveles en su estudio: nociocepción, percepción, motivación, emoción, valoración cognitiva y conductas de dolor (Turk y Burwinkle, 2005).
También es preciso evaluar el impacto que tiene en las actividades cotidianas de la vida del paciente, en sus metas y calidad de vida.
3. ¿Es una enfermedad?
El dolor crónico es un problema de salud importante a nivel mundial. Es física y psicológicamente estresante y repercute de forma muy negativa en la vida del paciente y sus familiares.
Se considera dolor crónico aquél que dura más de 3 meses, dependiendo del criterio de los distintos autores, o que " persiste más allá del tiempo de curación esperado " (IASP, 1979).
Afecta aproximadamente al 20% de la población adulta en los países desarrollados (Roca M.,2014) y tiene un gran impacto a nivel individual, económico y social.
En concreto en población española, la prevalencia del dolor crónico es del 17% (Dueñas et al., 2015; Caramés MA., Navarro M., 2016). Las patologías más prevalentes que cursan con dolor crónico en España son dolor lumbar y cervical, neuropático, musculoesquelético y la artrosis.
Existen muchos pacientes con dolor crónico no diagnosticado o tratado inadecuadamente. Es necesaria la mejora en la gestión del dolor en estos pacientes y se requiere que los distintos profesionales de la salud, estén involucrados es este problema para poder manejarlo adecuadamente (Torralba, Miquel y Daarba, 2014).
4. ¿Tiene tratamiento el dolor crónico?
Desde el modelo biopsicosocial, se sabe que el dolor crónico tiene causas y consecuencias de tipo biológico, psicológico y social que interactúan entre sí (Manchikanti, Fellows, Singh, 2002; Sharp y Keefe, 2005; Tunks, Crook y Weir, 2008) de manera recíproca y dinámica, por lo que su evaluación y tratamiento ha de hacerse desde una perspectiva interdisciplinar que permita al paciente beneficiarse de una atención integral.
El tratamiento debe dirigirse, no sólo a controlar el dolor, sino a reducir el impacto en la vida del paciente, a mejorar su estado anímico y funcional y, por ende, su calidad de vida, y conseguir con ello la reincorporación lo antes posible a la actividad socio-laboral (Taylor et al., 2007).