Revista Cultura y Ocio

El doloroso suicidio de Hitler

Por Grisom_es @JuanjoOrtizCruz
En el búnker de la Cancillería del Reich en Berlín, el 30 de abril de 1945, El Canciller del III Reich Adolf Hitler y su reciente esposa, Eva Braun, se suicidaron. Mientras, el Reich que el construyó y que duraría mil años, estaba en una ruina total. Los soldados del Ejército Rojo estaban terminando de arrasar la que fue su capital.
El doloroso suicidio de HitlerA la vez que Berlín caía en manos soviéticas, en los territorios que aún controlaban las fuerzas alemanas, Hermann Göering y Heinrich Himmler, intentaban salvar la vida y su posición ante los aliados occidentales.
Cuando Hitler pudo conocer la noticia de la muerte de su amigo y aliado Benito Mussolini y como su cadáver fue colgado boca abajo de una gasolinera de Milan, dijo a su circulo más cercano:
A mí no me cogerán ni vivo ni muerto. No me convertirán en un muñeco de feria ni se ensañarán con mis restos.
Sabía que si las tropas de Stalin lo tomaban como prisionero, le conducirían a Moscú y podría acabar como Mussolini, expuesto como un animal cazado.
Hacia las tres y media de la tarde Hitler ordenó a sus asistentes de las SS, el Sturmbannführer Otto Gunsche y el Obersturmbannführer Heinz Linge que hiciera guardia en la puerta y se encerró en su despacho junto a su esposa Eva. Pocos instantes después se escuchó un disparo. Gunsche entró y halló a la pareja. Eva estaba descalza, sentada en el sofá y con la cara apoyada contra el hombro de su marido y tenía las piernas encogidas sobre el sofá. junto a ella se hallaba una pequeña pistola regalo de Hitler y un jarrón caído. Hitler, sentado, apoyaba su cabeza en el respaldo. Sangraba por la sien; en su boca había restos de cristal de la cápsula de cianuro. Su mano derecha colgaba inerte y bajo ella, en el suelo estaba la pistola Walter PKK con la que había disparado. En su mano izquierda tenía una fotografía de su madre Klara.
El doloroso suicidio de HitlerEl veneno que utilizaron para cometer el suicidio era cianuro, como buena parte de los dirigentes y oficiales del III Reich que eligieron suicidarse, lo que alimentó la creencia de que el cianuro era un veneno rápido e indoloro. Es rápido y letal, pero de ningún modo indoloro.
Con solo 50 microgramos de polvo el cianuro produce la muerte entre uno y quince minutos. El veneno, que huele a almendras amargas, impide que el oxígeno que transportan los glóbulos rojos de la sangre llegue a las demás células del organismo, de modo que afecta rápidamente al corazón y cerebro, los órganos más necesitados de oxígeno. Las células carentes de oxigeno fermentan y crean ácido láctico, que no puede ser eliminado. El exceso de ácido láctico causa dolor muscular y calambres. El veneno provoca, rápidamente, parálisis respiratoria, convulsiones, sensación de quemazón interna y ahogo. De todo menos una muerte plácida.
El doloroso suicidio de HitlerHitler eligió el cianuro por consejo del médico de las SS Werner Haase. Previamente lo probó con "Blondi", su perra pastor alemán, que murió casi al instante. Después, Hitler distribuyó ampollas de veneno entre algunos de los que le acompañaban en el búnker de la Cancillería.
Hitler se había suicidado casi con el mismo compuesto empleado para dar muerte a miles de personas en los campos de exterminio. El Zyklon B, al contacto con el agua, produce gas de cianuro de hidrógeno.
El 1 de mayo Magda Goebbels asesinó a sus hijos pequeños y posteriormente se suicidó con su marido Joseph, el Ministro de Propaganda, por el mismo método que su admirado Führer. Semanas después, Himmler se suicidó también con cianuro tras ser hecho prisionero. Y al cabo de unos meses hizo lo mismo Göering, horas antes de que se fuera a cumplir su sentencia de muerte en la horca emitida por el Tribunal de Nüremberg. Aún perdura el misterio de como pudo conseguir la capsula de cianuro.
Hay cientos de teorías sobre el destino del cadáver de Hitler y sobre si realmente no se suicidó y escapó fuera de Alemania, pero esa es otra historia. La versión oficial es que sus ayudas de cámara trasladaron los cuerpos al exterior del búnker, rociados con gasolina y posteriormente quemados.
Para saber más:
Hasta el último momento: La secretaria de Hitler cuenta su vida, de Traudl Junge y Melissa Müller
SciELO
Como Morir
UAEH
Bioquímica: libro de texto con aplicaciones clínicas
La Razón

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