Una embarazada en reposo absoluto que se aburre sola en casa. Un marido editor con mucho trabajo. Una pareja de nuevos vecinos que parece esconder algo. Unas paredes estrechas. El misterio está servido para cualquier amante del domestic noir. Cristian y Míriam están esperando su segundo hijo. Su matrimonio no pasa por su mejor momento. Por riesgo a un parto prematuro, los médicos han ordenado a Míriam reposo absoluto. Su marido anda muy liado con el trabajo en la editorial y no tiene tiempo para estar con ella. Confinada en casa, sola, Míriam procura escapar del tedio leyendo novelas policiales y espiando a sus nuevos vecinos, Juan y Sara, una joven pareja que acaba de llegar de Madrid. A medida que pasan los días, debido a una serie de extrañas circunstancias, Míriam empieza a sospechar que la pareja esconde algún secreto. Su marido la tacha de paranoica, pero ella está empeñada en llegar al fondo del asunto. Cuando las cosas empiezan a torcerse, Cristian asumirá la investigación donde su esposa la había dejado.
Datos técnicosFormato: Tapa blanda / Versión Kindle
Curioso y recomendable libro si la intención del lector es pasar un agradable rato. Trama bien trenzada a la que el autor añade un punto de humor -solo trazas- que nos deja en el recuerdo momentos memorables como los que protagoniza Iván, un peculiar autor a las órdenes de Cristian, el editor, el protagonista, que pierde su estatus cuando aquel entra en escena.
Bien... Cristian es un editor al que las cosas no es que le vayan demasiado bien. Su editorial no da los beneficios esperados, su mujer, embarazada, no está de buen humor y su hijo, Eric, se ha convertido en un caníbal. Con este panorama, no es de extrañar que las cosas solo puedan ir a peor.
Cuando Juan y Sara se mudan al piso de al lado, pared con pared, el engranaje de la novela se pone en movimiento y nos encontramos ante una película que creemos que ya hemos visto pero protagonizada por nuevos actores, en este caso el cuarteto formado por ambas parejas. Y sí, de repente una muerte, puede que un suicidio, pero...
Miriam no es de esas mujeres fáciles, pero a pesar de estar embarazada, es capaz de zamparse unas albóndigas que podrían no tener buen sabor. A Iván le gustaría escribir relatos que le hiciesen abrirse tal como le demanda su condición -y no novela erótica para maduritas-. A Cristian le gustaría que todo a su alrededor girase de un modo lógico. A Albert le gustaría conservar su empleo, a Ana le gustaría que la contrataran en la editorial, a Marjorie que la dejaran en paz. Vaya tela, me estoy liando, ¿o es el argumento el que nos lleva a sacar conclusiones como esta?
Ni siquiera Woody Allen quiere permanecer ajeno a esta entretenida historia detectivesca en la que Sam Spade o el propio Marlowe deben de entrar en escena para sacar información si se requieren sus servicios.
Editorial y restaurante, restaurante o editorial, esa es la cuestión, y muchas más que la acompañarán. Pero el editor es indiscreto, incluso puede que peque de prudente y a nosotros nos dará igual porque lo estaremos pasando de fábula mientras las páginas crujen en un baile sin fin, final que se apropia la novela cerrando de ese modo un círculo que se había abierto no se sabe cuándo.
Felicito y al mismo doy las gracias al señor Bellart por haberme hecho pasar tan agradable tarde de lectura y espero pillarle a traición para que conteste algunas preguntas ni no le sabe a mal la reseña que, sin quererlo, acabo de hacer de su libro.
Reseñado por
Francisco Javier Torres GómezSi quieres hacerte con un ejemplar lo puedes hacer desde el siguiente enlace: El editor indiscreto