Andy Warhol, Sleep, 1963
De hecho la exposición comienza con la obra Sleep de Andy Warhol, una película de 50 minutos (en la exposición sólo 5) donde el objetivo de la cámara capta un momento tan íntimo de nuestra vida cotidiana como es el sueño. La pieza nos convierte en curiosos voyeurs a la vez que cómplices de un Warhol que trata de captar la belleza y vulnerabilidad de su amante dormido.
Douglas Gordon, Off Screen, 1998. Foto: Camilayelarte
Ya sugestionados por la obra de Warhol, avanzamos de puntillas como para no hacer ruido hacia una cortina con una proyección rojo pasión que la convierte en un telón parecido al de los cines de antaño, es la obra de Douglas Gordon, Off Screen, su ambivalencia nos llama a atravesarla y descubrir que se esconde tras ella, es la puerta de entrada a un sueño, el umbral que separa la realidad de la ficción.
Las distintas salas casi en penumbra, nos adentran en una obra concreta de un artista determinado. Todas ellas tienen como eje común la referencia al lenguaje cinematográfico. Es decir, aquí no encontraremos videoarte al estilo de Vito Acconci o Bruce Naumann, de un modo u otro el cine está presente, entendiéndolo como herramienta de elaboración de un mundo ficticio, de un sueño, pero también como elemento condicionante de nuestra percepción de la realidad.
De entre las distintas obras me ha fascinado Valse Triste de Bruce Conner, una serie de imágenes en color sepia que a ritmo de la música de Jean Sibelius remiten a un mundo ya pasado, construyendo relaciones de imágenes un poco de raíz freudiana; preciosa la transformación de la orquídea que sensualmente se abre y se convierte en una mujer.
Christophe Girardet, Release, 1996. Foto: Camilayelarte
Teresa Hubbard y Alexander Birchler, Eight, 200. Foto: www.hubbardbirchler.net
La presencia del cine y del subconsciente erótico giran entorno a lo obra Release de Christophe Girardet, donde el artista toma los fotogramas de la película King Kong y los reformula modificando su ritmo para jugar con la percepción de la escena. Otra pieza cercana a la narrativa cinematográfica es la proyección de Eight de Teresa Hubbard y Alexander Birchler, una especie de Alicia en el país de las maravillas, donde el tiempo se detiene y queda suspendido a modo de bucle atemporal.
Rodney Graham, Rheinmentall/ Victoria 8, 2003. Foto: Camilayelarte
Más alejadas del lenguaje clásico cinematográfico son las obras de Rodney Graham Rheinmentall/ Victoria 8, que ya estuvo expuesta en la exposición que el MACBA le dedicó al artista el año pasado, y de Kelly Richardson, cuya obra Exiles of the Shattered Star nos adentra en un mundo imaginario y muy ambiguo formado no sólo por las imágenes captivantes de un paisaje al amanecer sinó también por el sonido registrado de los pájaros. Probablemente esta sea la obra que más logra reproducir esa sensación entre la vigilia y el sueño, un momento en el que la realidad y la ficción se dan de la mano y destruyen las fronteras que las separan.
Kelly Richardson, Exiles of the Shattered Star, 2006. Foto: Hirshhorn Museum
Podría seguir y describir el resto de vídeos, pero es inútil porque no lograría transmitir las sensaciones y emociones que produce la visión del conjunto. Sólo puedo decir que me encantó entrar en esa realidad paralela que las obras de los 13 artistas consiguen crear. Un verdadero viaje para escapar de la aburrida cotidianidad.Saskia Olde Wolbers, Trailer, 2005. Foto: Camilayelarte
L'efecte del Cine se puede ver hasta el 4 de septiembre en Caixaforum BarcelonaLo mejor: La selección de las obras, todas buenas. La mesura en el concepto y en su puesta en práctica. No cansa ni satura.
Lo peor: Si te ensimismas te puedes perder algunas de las obras debido a que el recorrdio es algo laberíntico.