El efecto auditivo por microondas, también
conocido como efecto de audición de microondas o efecto
Frey, consta de clics inducidos por frecuencias de microondas pulsadas/moduladas.
Los clics se generan directamente dentro de la cabeza humana sin necesidad de
ningún dispositivo electrónico receptor. El efecto fue reportado primero por
las personas que trabajan en las proximidades de transpondedores de radar durante
la II Guerra Mundial. Estos sonidos inducidos no son audibles para otras
personas cercanas. Más tarde se descubrió el efecto auditivo de microondas a
ser inducibles con porciones de menor longitud de onda del espectro
electromagnético.
Año 1.960, Frey que trabajaba en el Centro Avanzado de
General Electric Electrónica de la Universidad de Cornell, toma contacto con un
técnico que le afirma que puede escuchar unos sonidos emitidos por el radar. Allan
H. Frey, biólogo estadounidense, estudio este fenómeno en el año 1.961, siendo
el primero en publicar información sobre este efecto auditivo de microondas “La
respuesta del sistema auditivo a la energía de radiofrecuencia. Nota técnica.”
Las personas que escuchan estos ruidos, zumbidos o incluso
números o palabras, no las escuchan por sus órganos auditivos, si no
directamente en el interior de sus cabezas. En el año 1.962 Allan H. Frey,
publica “Respuesta del sistema auditivo humano a la energía electromagnética modulada”.
Las preocupaciones acerca de las microondas y el control
mental comenzaron en la década de 1960, cuando el gobierno de Estados Unidos
descubrió que su embajada en Moscú fue bombardeada por radiación
electromagnética de bajo nivel. En 1965, según documentos desclasificados del
Departamento de Defensa, el Pentágono, a instancias de la Casa Blanca, lanzó el
Proyecto Pandora,
una investigación de alto secreto para explorar los efectos conductuales y
biológicos de las microondas de bajo nivel. Por aproximadamente cuatro años, el
Pentágono realizó investigaciones secretas: exponiendo a marineros “involuntarios”
a la radiación de microondas; y la realización de una serie de otros
experimentos inusuales (un subproyecto del Proyecto Pandora fue titulado
Proyecto Bizarre). Los resultados fueron mixtos, y el programa estuvo plagado
de desacuerdos y disputas científicas. La "señal de Moscú", como se
le llamó, fue finalmente atribuida a las escuchas y Pandora terminó en 1970. Y
con ella, la investigación de los militares en los llamados efectos térmicos de
microondas parecía extinguirse, por lo menos en el reino de lo “sin clasificar”.
Pero hay indicios de que la investigación siguió en curso:
Un trabajo académico escrito para la Fuerza Aérea a mediados de la década de
1990 se menciona la idea de un arma que utilizaría ondas sonoras para enviar
palabras en la cabeza de una persona. "La señal puede ser considerada como
un 'mensaje de Dios" que podía advertir al enemigo de la muerte inminente,
o alentar al enemigo a rendirse.
En la década de los años 70, la NASA explicó que el Efecto
Frey se produce por la expansión térmica de las partes del oído humano
alrededor de la cóclea (es una estructura en forma de tubo enrollado en
espiral, situada en el oído interno), modulando posteriormente las
microondas se podían generar palabras que parecían provenir del interior de la
cabeza. Con las frecuencias emitidas y debidamente reguladas, las personas
llegaban a recibir estos “sonidos” hasta a una distancia de 100 metros,
produciendo efectos secundarios tales como mareos, dolores de cabeza y una
sensación de hormigueo.
El 30 de marzo del año 1.975, el Dr. Don R. Justesen,
publica en La American Psychologist “Las microondas y el comportamiento”.
El día 19 de diciembre del año 1.983, se registra una
patente para la comunicación auditiva por microondas, presentada por Philip
Stocklin de Satellite Beach, FL.
En el año 1.988, una entidad privada patenta una aplicación
que genera ráfagas de señal para crear una comunicación inteligible.
En el año 1.996 la Fuerza Aérea de los Estados Unidos
presenta una patente de “Método y dispositivo para implementar el efecto
audiencia de radiofrecuencia”, que no fue aceptada hasta el año 2.002 y modificada como “Aparato para la
comunicación de voz utilizando el efecto de audición de radio frecuencia”. (patente
nº 6470214).
En el año 1998, se patento un dispositivo basado en las
microondas para ser utilizado para alejar a las aves de las turbinas de los
aviones. También en el año 1.998, Estados Unidos investigaban el Efecto Frey,
bajo la clasificación de “Secreto NOFORN”, desclasificándolo el 6 de diciembre
del año 2.006, “Bioefectosde Armamentos seleccionados no letales”.
La Armada de los Estados Unidos, mediante su proyecto MEDUSA
(en el año 2.003), investigó un sistema basado en el efecto Frey, para
incapacitar temporalmente a las personas, o simplemente elevar la sensación
auditiva a malestar para impedir el acceso a ciertas zonas. En Octubre del año
2.005, Jhon Horgan, en su artículo publicado en Scientific American, “The Forgotten Era of BRAIN” nos cuenta como el Dr. Delgado, profesor de la Universidad de Yale,
pionero en la implantación de aparatos electrónicos en la mente para dominar a
las personas, es invitado a España por Villar Palasi, que fue ministro de
Educación con Franco, en España.
En el Washington Post en el año 2.007, se publica un artículo
“Mind Games” en el cual se habla de un fenómeno social, donde las personas
afirman oír voces en la cabeza. A comienzos del año 2.008, la empresa Holosonic
anuncia haber fabricado un aparato basado en el Efecto Frey que denominan
(MEDUSA).
También existen teorías
conspirativas donde personas afirman sufrir alucinaciones o trastornos
delirantes u otra enfermedad mental, afirmando que agentes gubernamentales les
acosan electrónicamente mediante “Voice to Skull” o “V2K”.