El ejercicio al aire libre

Ahora que estamos en verano tenemos que aprovechar para practicar deporte al aire libre: nadar, caminar, jugar a tenis, senderismo etc ... En fin lo que más nos guste. Eso sí, si no estás acostumbrado a hacer ejercicio durante el resto del año, procura no abusar y darte la paliza, pues luego acabarás lleno de agujetas, o peor aún, puedes provocarte alguna lesión.

La vida al aire libre junto con el ejercicio, nos brindan la posibilidad de disfrutar de la naturaleza y de sus beneficios: el sol, el aire, la ausencia de ruidos típicos de la ciudad, el contacto con el agua de playas, lagos, arroyos etc. Sobre todo es muy gratificante para personas que vivimos en la ciudad.
Lo primero, antes de iniciar el ejercicio, será calentar los músculos para evitar las temidas agujetas y las posibles lesiones.
Otro punto importante para realizar deporte al aire libre es, aplicarse una protección solar alta y que sea resistente al agua y al sudor. También hay que mantenerse hidratado durante todo el tiempo; hay que beber agua antes, durante y después del ejercicio. Las prendas serán cómodas y de algodón para evitar irritaciones por causa del sudor y los roces.
El nadar, de forma suave y no competitiva, reduce el dolor de espalda crónico y mejora notablemente la calidad de vida de quienes sufren esta dolencia y los que suelen tener crisis de lumbalgia. Por eso, en verano es la época ideal para que los que no practicais deportes por padecer dolores de espalda, os inicies en la práctica de la natación, siempre, por supuesto, habiendo consultado con vuestro médico con anterioridad.
El caminar por el campo y sobre todo si se hace en buena compañía es muy gratificante y saludable. También el caminar por la arena de la playa es muy beneficiosa, sobre todo si lo haces donde rompen las olas, porque además de los beneficios del paseo y de caminar por la arena mojada, tendrás el de un masaje natural realizado por las olas, que ayudan a la circulación sanguínea.
Ana Hidalgo