Gracias al blog Caminante no hay camino descrubro este cortometraje y, con permiso de David, acerco hasta aquí las reflexiones que ofrece al hilo del video, que titula Trabajar cansa:
“Trabajar es ser esclavo, aunque lo hagas de eso que te gusta, la verdadera vocación la encontramos en aquello que nuestro trabajo no nos deja hacer. Es un punto de vista.”
(Eloi BLQ, enlamontanya)“La transformación principal se ha producido en el ámbito de la organización del trabajo. El estatuto profesional de los asalariados se ha degradado. En un contexto caracterizado por el desempleo masivo, la precariedad deja de ser un “mal momento transitorio” mientras se encuentra un empleo fijo, y se convierte en un estado permanente. Lo que el sociólogo francés Robert Castel llama: el “precariado” (5), una nueva condición infrasalarial que se ha extendido por toda Europa. En Portugal, por ejemplo, un asalariado de cada cinco tiene ya un contrato llamado “recibo verde”. Aunque trabaje desde hace años en la misma oficina o la misma fábrica, con horarios fijos, su patrón es un simple cliente al que factura un servicio y quien puede, de la noche a la mañana, sin ninguna indemnización, romper el contrato.”
(Ignacio Ramonet en Le Monde Diplomatique)”
El autor del corto es Santiago Bou Grasso, animador 2D e ilustrador de historietas argentino. Según publica en su web ya ha acumulado 61 premios por este trabajo. Un hombre, en su rutina matutina camino al trabajo, se encuentra inmerso en un mundo donde el uso de las personas como objetos es parte de la vida cotidiana. Revelador de la alineación que sufrimos en la sociedad moderna y del escaso espíritu crítico para con aquello que nos viene impuesto, sometiéndonos a fuerza de costumbre a casi todas las reglas. La animación es muy sencilla, pero a la vez expresiva y acorde a lo que cuenta. Carece de música, lo que aumenta la sensación de frialdad que quiere transmitir. En realidad la conclusión es bastante deprimente dado el panorama actual de degradación constante del mundo laboral, y una no sabe bien si echarse a reír o a llorar. A lo mejor, dentro de unas décadas, servirá a futuras generaciones para ver en perspectiva algunas pinceladas de la sociedad en la que vivían sus antepasados. Como sucede hoy, cuando vemos de nuevo aquellas inolvidables escenas de Modern Times, por poner un ejemplo. Significará que algo han aprendido, o tal vez todavía no, quién sabe…