Hoy, 14 de febrero, es el día de los empresarios enamorados. Aún en pleno idilio, conociéndose, tanteando posibilidades, con una reforma laboral que les promete amor eterno. También es el día del despecho y los celos y, finalmente, la venganza, la violencia de género y las bajas pasiones de las agencias de descalificación. Moody’s se suma a Fitch y Standard&Poors y reduce dos escalones la nota de la deuda española. España sigue siendo la fea, el feo del baile y seguimos sin gustar porque no vamos a crecer y ya nos hemos asentado cómodamente en el peor de los escenarios posibles y cómo desentona esta orquesta desde los asientos de tercera clase del Titanic. Virando a peor con una reforma laboral que no hará otra cosa que ahondar el problema de fondo: la falta de trabajo. Y no hay trabajo porque no hay pedidos. Y no hay pedidos porque el consumo es anecdótico y no hay consumo porque falta de trabajo y o se está en el paro o, si se tiene, con miedo fundado a perderlo. Un círculo vicioso y perturbador que sólo se romperá si fluye el crédito. Pero los bancos no están por la labor. Tampoco fían ni se fían.
Hoy es también el día del matrimonio igualitario entre hombres, mujeres, peras y manzanas. Hoy, la celebración es reivindicación.
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