Revista Opinión

El encaje y los mimitos

Publicado el 18 septiembre 2015 por Vigilis @vigilis
De aquellos polvos estos lodos, frase que suele decirse cuando aparece un niño en una cestita a la puerta de una inclusa pero que viene al caso que tenemos entre manos. El desnortamiento que vive la política española en general —contadas y honrosas son sus excepciones— con algo tan básico como es la convivencia y el discurrir de una vida en común, que crea eso que Judt y otros llamaron «comunidad de intereses compartidos», tiene muchos padres.

El encaje y los mimitos

¿Cárdenas no entrevistaba a este señor en Crónicas Marcianas?

Sin ir más lejos, en la propia Constitución, actualmente vigente en horario de oficina, se mencionan «nacionalidades y regiones» sin explicar qué son unas y qué son otras. Usar calificativos sin señalar la cosa calificada es una guarrada importante. Máxime cuando se trata de una Constitución, es decir, de un texto que establece las bases mínimas de la convivencia y planta los cimientos de la comunidad política (al menos en su configuración jurídica y administrativa, ya que la comunidad política española es previa: la Constitución se escribe para una nación que ya estaba ahí).
Docenas de personas muy listas ya han tratado el asunto, pero no está de más recordar el tono mental y lisérgico de la España de los años setenta, cuya generación es la que nos manda a los habitantes del futuro el lío constitucional.
Por ejemplo, tenemos en el Congreso de Suresnes del PSOE (1974) la resolución sobre «nacionalidades y regiones» que reza:
La definitiva solución del problema de las nacionalidades que integran el Estado español parte indefectiblemente del pleno reconocimiento del derecho de autodeterminación de las mismas que comporta la facultad de que cada nacionalidad pueda determinar libremente las relaciones que va a mantener con el resto de los pueblos que integran el Estado español.

Es decir, hay nacionalidades atómicas flotando por el éter espacial, a las que se les debe dar la facultad de decidir "cómo relacionarse" con "pueblos" del "Estado español" (supongo que se refieren a España, y no a las Confederaciones hidrográficas y a los negociados del ministerio de Agricultura, que es lo que la gente normal entiende por "Estado").
El PSOE se pronuncia por la constitución de una República Federal de las nacionalidades que integran el Estado español por considerar que este estructura estatal permite el pleno reconocimiento de las peculiaridades de cada nacionalidad...

El objetivo es reconocer las peculiaridades de las nacionalidades del éter, y para ello se pide una República Federal. Está claro que una monarquía como la danesa no reconoce las peculiaridades de Groenlandia (iglús y reventarles el cráneo a las focas), nada que comentar aquí salvo esa asignatura pendiente que tenemos en España de escudriñar el origen del federalismo como mala traducción de los estudios sobre el gobierno de Estados Unidos en el XIX. Cuando se decía "gobierno federal" o se mentaba a los "federalistas" gringos, los americanos se referían al gobierno central, nacional. De hecho, los federalistas eran los que se oponían a quienes defendían mayores derechos para los estados. Pero muchos ociosos estudiosos de la cosa pública fueron copiándose los apuntes unos a otros y de ahí que se relacione federalismo con descentralización. Es sabido que todo gobierno federal asegura la primacía de la unidad política y que su característica es que la descentralización asegura exactamente los mismos poderes a las administraciones del mismo nivel. Sigamos.
El PSOE reconoce igualmente la existencia de otras regiones diferenciadas que por sus especiales características podrán establecer órganos e instituciones adecuadas a sus peculiaridades.

Si hasta ahora la confusión era total, esto lo acaba de arreglar: ahora no hay distinción alguna entre nacionalidad y región. El "reconocimiento de la peculiaridad" se hace tanto en nacionalidades como en regiones. ¿Entonces por qué distinguir? Ah, por los mimitos. La tercera parte de los ponentes del Congreso de Suresnes eran socialistas vascos y nada viene de la nada.

El encaje y los mimitos

Aquí no hay nada que ver, circulen.

El mimito lo encontramos igualmente en la Declaración de Principios de la delegación catalana del PSOE en nuestros días (pdf):
Somos federalistas porque queremos promover un proyecto compartido entre los pueblos de España a partir de la realidad plurinacional, pluricultural y plurilingüística del Estado.

Para el PSOE la "realidad plurinacional" es preexistente, y partiendo de ella, el proyecto compartido será la federación para formar España. Es decir, se asume la petición de principio de que la nación española simplemente no existe, pues "los pueblos de España" forman "una realidad plurinacional". No me detengo en la palabra "pluricultural" (conocéis mi opinión sobre el culto a Kultur) pero sí podría señalar el uso de la palabra "realidad" como sinónimo de "verdad". Como véis, el asunto es de un caos y una confusión totales. El abuso de la metafísica, las peticiones de principio que no se ajustan a la descripción de lo que existe, las alusiones veladas al idealismo germano, etc. Caos total. Y este caos que no hay por dónde cogerlo, dejamos que sea la normalidad en el debate político. Es que ni siquiera tendría que haber un debate: no se debate con un echador de cartas, con un astrólogo o con un homeópata. No existe ninguna posibilidad de diálogo. No hay comunicación posible. No se puede hablar.
Por hacer un poco más de sangre, dos extractos de la misma Declaración de Principios antes señalada:
Somos catalanistas porque queremos la libertad y el autogobierno de Cataluña...
Somos europeístas porque perseguimos la construcción de una Europa unida...

Sin entrar en el análisis conceptual, es patente para cualquiera que sepa leer que en el mismo texto hay cosas que se contradicen. Da igual, no importa. La carencia de dones está de moda y contra el prêt-à-porter de las frases-hamburguesa sólo podemos perder el tiempo: no discuto con homeópatas, menos aún con homeópatas analfabetos.
Lo grave del asunto es que como digo esto está de rabiosa actualidad. La confusión se ha normalizado y por eso la gente habla de cosas como mugen las vacas en el campo.
El encaje y los mimitos
Recientemente ha publicado un manifiesto la Fundación España Constitucional (pdf), formada por ex-ministros turnistas, que incide exactamente igual que los disolutos cleptócratas y que los animales de bellota del PSC en esta galaxia de frases-hamburguesa:
[la organización territorial de España] debe ser actualizada para ajustarse mejor y de manera equitativa a las necesidades del conjunto de España y a los perfiles singulares propios de sus Comunidades.

De "peculiaridades" hemos pasado a "perfiles singulares". Estamos con la matraca del "encaje": hay que "encajar" pueblos y nacionalidades en el proyecto de España. Vuelta a los mimitos. Algunos españoles tienen que ser tratados de forma diferente al resto porque si no, lloran.
...propiciamos ante la opinión pública un riguroso análisis sobre si su singularidad [de Cataluña], está siendo reconocida y valorada de manera justa y dar a continuación respuesta pertinente a las aspiraciones legítimas de los catalanes.

Vuelta a la peculiaridad de los años 70 con la palabra "singularidad" y añaden los turnistas la palabra "legítimo" cuando hablan de aquella porción de catalanes que desean robarnos nuestros derechos constitucionales a todos los españoles. Y llama la atención que sean estos turnistas los que concedan legitimidad a una opinión que se caga en la Constitución cuyo fin es dar un golpe de Estado.

...se ha de lograr que la organización territorial del Estado se ajuste mejor a la realidad de todas las autonomías que integran España, a sus perfiles propios, trayectoria histórica y funcionalidad dentro de la Unión Europea. Porque la confortabilidad en nuestro ser y plural estar en España, debe conseguirse para todos y todos hemos de participar en su aprobación y votación.  

Realidad, chupito. Perfiles propios, chupìto. Confortabilidad en nuestro ser, chupito. Plural estar, chupito. Lo del "plural estar en España" me ha dejado topicueto.

El encaje y los mimitos

¡Jajaja!

De ninguna forma se puede aceptar que el agua que venden los homeópatas sea tratada como un "semi-medicamento". No hay un punto intermedio en el que se respete a la homeopatía y a la medicina. Si un fulano dice que el agua mezclada con su saliva cura el cáncer, se le mete en la cárcel por estafador. Punto.
El encaje y los mimitos
¿A que nadie espera que la Sociedad Médica de Nueva Inglaterra saque un manifiesto diciendo que hay que "encajar" a los homeópatas en la medicina? Los mimitos que exigen nuestros cerriles habituales son exactamente los mismos que en ese caso y aquí tenemos a los supuestos leales dándoles la razón. Al suelo que vienen los nuestros, etcétera.
Ceterum censeo Carthaginem esse delendam.

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