Revista Espiritualidad

El encuentro de las Almas

Por Srigangamata @SRIGANGAMATA

Andar este camino demanda elecciones y decisiones. Muchas de ellas tienen que ver con la conciencia de estar de paso, o con la consciencia del desapego. No como un castigo, sino como una sutilización de nuestro estado de conciencia…porque podemos.

Sin embargo, ya que humanos, aspiramos al encuentro con el compañero de ruta, un alma afín que nos permita compartirnos sin reservas.
Mucho se ha dicho sobre el concepto de almas gemelas y no pretendo erigirme en seguidora o detractora de nada de lo dicho.
Sin embargo cuando se habla de “Almas Gemelas” parece que se hablara de un “remake” remixado del príncipe azul o la princesa encantada.

No es extraña oír dentro del consultorio frases como:

  • “es que nos conocemos de otras vidas”: (las personas no acaban de comprender que lo REALMENTE SORPRENDENTE es que no compartieran ninguna historia álmica en común)
  • “es que somos pareja cósmica”: (esa me desconcierta un poco: nunca se si se refiere a que antes se amaron en Saturno o que son astronautas. Por qué, ahora dónde habitan?)
  • “Porque tengo/ tiene/ tenemos una deuda kármica: (empezando porque no creo en el karma en su acepción tradicional, mucho menos se me hace posible verlo como una ventanilla de reembolsos)
  • “es que somos almas gemelas” y TENEMOS que estar juntos: wooohooo!!! Yo estudié y trabajé en marketing durante años.  Me llevó mucho esfuerzo y entrenamiento, pero no TENGO porque seguir si siento que no es acorde conmigo en este momento,  o deseo elegir otros camino, o las circunstancias de la ley cósmica (Lo que es para Ti, está disponible para Ti del mejor modo posible para tu mayor bien) no me satisfacen y elijo cómo acatarla.

Todo esto no significa que ciertas almas no hayan “acordado”, dado su alta compatibilidad vibracional, tramos extensos de camino en paralelo. Suelen ser esencias sincrónicas en el camino de perfeccionamiento que se ofrecen a acompañarse sinérgicamente que van estableciendo puntos de encuentro y formando una unidad complementaria.

No es totalitario, no es determinate
y ciertamente no es único.

De hecho ni siquiera es un “alma” gemela.

Las almas en sí mismas son todas “gemelas homocigóticas” se manifiestan, en presencia o en potencia, durante el momento de la manifestación, de la apertura del ojo de Dios.
Desde esta concepción dos almas gemelas deberían resultarnos tan peculiares como dos gotas de agua DENTRO del océano.

De lo que en verdad estamos hablando es de Esencias, Frecuencias Vibracionales, Coloraturas Álmicas o cómo te guste definirlo.
Es decir que ciertas almas comparten una frecuencia tonal idéntica y distintiva porque están en el exacto momento del camino de su experimentación y manifestación.

Esto no implica como condición “sine qua non” la relación directa, la prolongación del encuentro en el tiempo o tan siquiera el contacto erótico.
El encuentro con un alma gemela es un salto cuántico en nuestro proceso evolutivo.
Se establece cuando estamos listos para alinear e integrar la dualidad en nosotros, independientemente del sexo de la “persona” a la que contiene.

Ya que “concretemos” la relación, la compartamos a niveles eróticos, la prolonguemos en el tiempo o sólo la reconozcamos; el encuentro forma parte de un proceso en el que ambos individuos se aportan estímulos en espejo para activar mutuas potencialidades.
No es extraño que durante estos encuentro sintamos que “gracias al otro” hemos sido capaces de ciertos crecimientos o ciertas modificaciones trascendentes en nuestra vida, o hemos completado cosas que nos “faltaban”.
Lo que sucede en realidad es que este alma confluye con nosotros para despertarnos dones potenciales que subyacen en nosotros y que vamos descubriendo en espejo.

Por otra parte todo encuentro en el que se involucren la atracción sexual, las pulsiones, las emociones y/o los afectos producen una sensación de euforia, la “certeza” de haber encontrado una persona ideal, cuando en realidad es idealizada.
Como parte de nuestra historia está escrita con frustración y lágrimas en el terreno de lo romántico, la mayoría de nosotros nos hemos hecho la promesa de “pensarlo” más para la próxima.
Pero en realidad nuestra euforia (producto de nuestras hormonas y nuestro deseo natural de encontrar “EL AMOR”) se impone a nuestra racionalidad y nos impele a echar manos de cuanto a herramienta dispongamos para justificar que está “analizado y certificado”.

Las acostumbradas deformidades de conceptos en la sociedad actual han “decretado” que las almas gemelas pueden ser catalogadas como tales sólo bajo determinadas circunstancias:

  1. Que se junten con fines eróticos y formen una pareja.
  2. Que incluya la función reproductiva.
  3. Ergo, que contemple sólo la heterosexualidad.
  4. Que sea permanente.
  5. Que excluya cualquier otra forma de amor e inhiba cualquier pulsión sexual fuera del vínculo.

Bien visto, este concepto de almas gemelas se aproxima más al de simbiontes que al concepto de Frecuencias Sintónicas que confluyen libremente para su mutua trascendencia.

Esto es porque vivimos en una cultura altamente genitalizada, altamente deserotizada y altamente alienada;  en la que el individuo debe ser “productivo” en cada aspecto de su vida.

(El erotismo, el contacto con la sexualidad desde la mente y la percepción sensible y no sólo genital, es un gran promotor del goce y la plenificación y como tal es un gran catalizador de la libertad de consciencia.
Y la libertad de cosciencia es el primer paso para la evolución. Y en esta sociedad no somos “útiles” evolucionados)

Se debe estar estable (no feliz, amansado, normalizado) para poder formar parte de la cadena productiva laboral, debe estar exento de libertad sexual con el fin de que esto no interfiera en su adaptabilidad social, se debe ser prolífico en cuanto a descendencia, especialmente en los países denominados pobres, porque esto genera la mano de obra necesaria para sostener una sociedad de consumo solapadamente esclavista.
Y en las sociedades más desarrolladas surge el porblema de la continuidad, el apellido , la estirpe, la sangre, la marca en el mundo e incluos un sucedáneo bastante confuso de la inmortalidad.

El verdadero concepto de almas gemelas extiende su escenario real más allá de lo erótico, de lo marital, e incluso de las normativas de la clasificación sexual.

De hecho cuando la sexualidad entra en juego en este tipo de conexiones, las pone en contacto muy intensamente con la espacio temporalidad volviéndolas muy complejas de transitar.
Sin embargo es justo decir que en estas circunstancias el vínculo tiende a ser “cerrado” y excluyente lo que en términos sociales convencionales se conoce como “pareja feliz”.

Pero, por definición, el concepto de “alma gemela” no demanda de compatibilidad sexual, y en caso de que la establezca no se rige por la clasificación tradicional de “Heterosexualidad” “Homosexualidad” “Bisexualidad” “Trisexualidad” (y como ya no soy tan piba por ahí me falta alguna más moderna)… a  las almas no les importa nuestro cuadro de aceptación moral.

Estos encuentros responden a la amorosa decisión, tomada en dimensiones superiores, de compartir sintonías, elementos evolutivos, complementariedades, y explorar la magia de la trascendencia conjunta de los cuerpos.
Son almas que se encuentran y se reencuentran a través de las eras unidas por un lazo que no los ata, sino que, por el contrario, los une a su muta libertad  y a su potencial de divinidad y unidad.
No es un efecto del enamoramiento o de las hormonas, es un lazo de pertenecía.
Las almas gemelas se pertenecen, no como una propiedad, sino como la otra cara de una misma moneda. Polos complementarios, enlazados por decisión soberana en un recorrido que juntos se sinergiza y se acelera.

Es una circunstancia propia de almas en grado avanzado de evolución, que han abandonado ya la necesidad de identificarse como individualidades y se entregan felices a la integración, y, paradójicamente en la tercera dimensión esto se traduce como más libertad, mejor individualidad y más conciencia del Ser.

  • No es un encuentro imprescindible en la espacio-temporalidad.No es algo que TENEMOS que encontrar, no es un mandato, una meta, es un don que no se recibe en todos los ciclos vitales pero que cuando se recibe es de un poder increible.
  • No obligadamente es de reconocimiento mutuo. Tal vez es este ciclo vital el encuentro está destinado a la toma de conciencia de uno de los individuos. Y el otro haya decidido experimentar otros caminos (aunque SIEMPRE hace impacto en ambas almas idependientemente de la conciencia terrena)
  • No DEBE ser sincrónico en el tiempo físico. Tal vez uno de los dos reconoce el encuentro mucho antes (años incluso) que el otro. La conciencia el encuentro llega cuando el individuo está preparado para asimilarla. Y como ya dije, también puede ser posible que dicha consciencia nunca se desarrollo en unos de los dos individuos.
  • Demanda de un altísimo grado de  consciencia y adultez tanto mental, como emocional y espiritual.

Pero cuando se produce, y cuando ambas almas se deciden a explorarlo juntas significa una suspensión de las reglas convecionales, una suerte de comodín energético que adelante el desarrollo evolutivo en una escala casi imposible de medir.
Es la pieza perfecta que encaja en el motor perfecto y lo pone a funciona con un único objetivo… la consciencia de EL AMOR en su aspecto más elevado, en su rango de divinidad, es el llamado de Dios a verlo más completamente y a ahondar en su misterio de un modo totalmente simple, sin mediar caminos, ni meditaciones, ni sacrificios, ni esfuerzos de iluminación.
Es como promueve el Tantra:
El encuentro de los dioses que se vuelven Dios a través del extasis.

NAMO VHA!!

 

“No sólo tenemos un Alma Gemela,

sino varias, incluso decenas.

Se amplia la oportunidad y posibilidad

de compartir esa conexión”.

M.A. Darshan



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