Hace unos días, salí a la calle por la mañana y eche la vista al cielo, cuál fue mi sorpresa al ver que el despejado cielo de otoño estaba plagado de unas finas nubes que surcaban el aire sin orden aparente. Eran por supuesto, estelas de aviones.
Las estelas de los aviones han sido víctimas de grandes conspiraciones en los últimos tiempos, hay quien dice que nos están fumigando con componentes químicos y biológicos que alteran nuestro estilo de vida, otros lo asocian con usos militares, e incluso hay quien dice que se usan para propagar enfermedades. Por otra parte, tenemos una versión que ha sido llevada a la gran pantalla (Película: Snowpiercer, ó en español, Rompenieves), que trata de dar una utilidad a estas estelas para controlar el cambio climático del planeta.
Vamos a dejarnos de conspiraciones sin fundamento y veamos por qué se forman este tipo de nubes, por qué hay ocasiones en las que las vemos y otras veces no, y por qué algunas tardan más tiempo que otras en desaparecer.
Las estelas de los aviones, también conocidas como estelas de condensación están formadas por vapor de agua, que expulsan los aviones de sus motores por la combustión del queroseno. Al igual que los coches y demás vehículos motorizados, los aviones tienen su propio tubo de escape, por donde expulsan los restos de la combustión, en su mayoría desprenden Dióxido de carbono y Agua.
El vapor de agua que sale del motor en forma de gas, se encuentra con una temperatura exterior de -40ºC aproximadamente, y es por ello que este vapor pasa directamente a estado sólido, formando pequeños cristales de hielo que dan lugar a las nubes artificiales que conocemos como estelas.
Estas estelas se evaporan rápidamente si la atmósfera no tiene mucha humedad ambiental, pero cuanta más humedad hay en el ambiente, más persisten, pudiendo llegar a ser visibles en el cielo durante varias horas.
En ocasiones distinguimos que hay dos aviones o más surcando a la vez nuestros cielos, unos dejan una estela a su paso y otros no. La explicación radica en su altitud de vuelo. Los aviones viajan a entre 10 y 12 km de altura, normalmente cuanto más largo es el viaje, más alto vuelan. La diferencia de altura también difiere en las condiciones atmosféricas, y puede que un avión viaje sobre una masa de aire más cálida y seca que permita la evaporación rápida de la estela y otro avión viaje en una masa de aire cargada de humedad, que haga que la estela perdure en el tiempo.
Otro factor a tener en cuenta es el viento,según su velocidad y orientación, las estelas que se forman comienzan a expandirse, formando anchas líneas en el cielo o dibujos ondulares.
Aunque no hay que creer la mayoría de los bulos que se oyen sobre las estelas, debemos decir que hay estudios científicos que confirman que estas estelas, al igual que las nubes de origen natural, no permiten que pase parte de la radiación solar a la tierra, y provocan un enfriamiento de las capas más bajas de la atmósfera. Una estela por sí misma no repercute en la temperatura, pero se cuentan por miles los aviones que surcan nuestros cielos cada día, y la acumulación de estas nubes artificiales sí que puede repercutir en una disminución de la temperatura global del planeta.
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