Conviene reparar en una serie de elementos, de mayor o menor importancia, que también definen el éxito del Barça de Pep. Probablemente deberá pasar más tiempo y terminarse el ciclo culé para situar a este equipo -y a Messi, especialmente- en su lugar correspondiente en el ránking de los mejores de todos los tiempos. Será él, el tiempo, más allá del currículum final de los protagonistas y de que para gustos, colores, el que termine de colocar a éstos donde merecen en la historia del fútbol.
Se trata, esencialmente, de siete particularidades tácticas:
1- El portero debe ser el primer pasador en el juego de posesión: Claro está que la primera labor del portero es parar y dominar el área, pero sería difícil desarrollar el juego de posesión sin un portero con una fuerte personalidad, ágil y atento para neutralizar los balones a la espalda de una defensa adelantada y con un juego de pies muy trabajado. Es el caso de Valdés, que además de protagonizar un sinfín de paradas decisivas a lo largo del campeonato, con el añadido de que esas intervenciones suelen ser muy aisladas y requieren un nivel de concentración enorme, es el primer creador de juego de su equipo. Con su gran disposición para recibir el balón cuando la jugada se nubla y su determinación a la hora de entregar el balón en corto, potencia la filosofía Barça y destierra el mito del portero-frontón, de pedigrí británico, cuya labor se limita a ir bien por alto y parar lo que le venga para luego rifar el balón en un potente saque de meta.
Especializar hasta ese extremo a un portero requiere muchísima dedicación. No es casualidad que los tres últimos porteros asentados en la meta barcelonista (Hesp, Reina y Valdés) sigan este patrón de juego. Del mismo modo que los últimos ilustres entrenadores de porteros del club: Frans Hoek, Unzué o Carlos Busquets.
2- La figura del líbero: Del mismo modo que el portero en el juego de posesión no se limita a parar, el defensa no se limita a defender. Especialmente en el caso del líbero -Piqué-. Juega con la seguridad de ir a taponar el avance rival en las jugadas defensivas y contar con un central-escoba (un marcador como Puyol) y con la valentía de no limitar su radio de acción en las jugadas ofensivas para conducir el balón por sorpresa y crear superioridad en el centro del campo. La compenetración y la complementación de ambos es el principal aval del que es, también, el equipo que mejor defiende en Europa -con los números en la mano-. Habría que echar la vista atrás y recordar a la pareja madridista Hierro-Alkorta para encontrar a dos centrales tan compensados como los dos barcelonistas.
3- Los carrileros: Existía el mito según el cual un equipo solo podía jugar con carrileros si había un doble pivote en la medular que les hiciera la cobertura cuando éstos subían la banda. El Barça de Pep ha demostrado que no tiene por qué ser así. Abidal y, sobre todo Maxwell y Adriano, han subido la banda izquierda azulgrana con asiduidad sin que el balance defensivo del equipo se haya resentido en demasía. Parecido con Dani Alves, más que carrilero, un falso extremo en toda regla que, aún poniendo en algún compromiso al equipo con su constante presencia en el ataque rival, no ha condicionado el sistema defensivo. Es ahí donde entra el legado del fútbol total holandés. El compromiso de todos y cada uno de los jugadores para presionar y para hacer el balance defensivo sin balón permiten las subidas de los laterales.
4- La ausencia del doble pivote: Pareció durante años que la clave del éxito táctico radicaba en contar con un par de mediocentros que no dejaran su parcela, que fueran fuertes físicamente y que vivieran por y para la disputa de balones divididos y para hacer coberturas. A poder ser, africanos o de origen africano. Se ponía como ejemplo al Madrid de Zidane con Makelele como escudero, obviando, sin ir más lejos, que la Francia campeona del ’98 contaba con Deschamps como escudero de Zizou. Y éste no era precisamente un bigardo. Sin asustar con sus músculos, hacía uso de su inteligencia táctica para dominar la zona. Algo parecido pasa con Busquets, que no pasó de jugar en Tercera a disputar la final de Roma por casualidad. Carente de musculatura pese a su envergadura, su instinto y su perfecta colocación hacen que esté siempre en el lugar oportuno en el momento preciso. Si además le añadimos que tiene el mejor primer toque de Europa en su puesto nos encontramos con un jugador único que engrasa con inusitada maestría para su edad la maquinaria del Barça, encajando en ella como anillo al dedo.
5- La estrella al servicio del colectivo: Primero fue Henry y luego, Villa. Llegaron como estrellas consagradas en su posición y no dudaron en dejar su ego a un lado y ponerse el mono de trabajo. En el Barça de Pep la estrella es Messi y no hay lugar para otra más. Por esa razón fueron desfilando Ronaldinho, Eto’o o Ibrahimovic. Los citados Henry y Villa fueron capaces de reconducir su juego, asimilar un punto de partida en el campo más atrasado y vaciarse en la presión con el fin de liberar y potenciar la genialidad de Messi.
6- Messi como falso ’9′: Todo parecía indicar la idoneidad de contar con un delantero al uso capaz de fijar a los centrales, jugar de espaldas o de aprovechar, con su juego aéreo, los centros laterales. Hace algo más de un año, Pep apostó por lo contrario. Se la jugó con Messi como finalizador de jugadas aunque éste partiese desde la mediapunta. A la vista están los resultados y la explosión goleadora del crack argentino, bastante más difícil de parar por los defensas rivales y, sobre todo, de detectar.
7- Las ventajas de una plantilla corta: Parecía condenado al fracaso todo aquel club grande que contase con una plantilla escasa de efectivos. El último gran precedente que sostenía tal creencia era el Madrid de Queiroz. Con un once titular definido y con dos o tres suplentes recurrentes, maravilló con una sensacional primera vuelta pero se desfondó en la segunda, perdiendo todos los títulos en juego.
Guardiola también ha dado carpetazo a tal prejuicio. Con un once perfectamente definido (bajas aparte), con una plantilla corta con muy pocos jugadores de rotación y echando mano del filial, ha mantenido el tono físico del equipo que más partidos ha jugado en España este año y ha hecho sentir partícipes a los futbolistas, definiendo desde verano su lugar en la plantilla y rotando inteligentemente para que no se resintiera el equipo. Claro está que, con una plantilla corta y llena de jóvenes canteranos, los conflictos ególatras se reducen enormemente. Eso fue exactamente lo que hizo Luis Aragonés cuando elaboró la lista de veintitrés seleccionados para la Euro ’2008.
Pep, que lejos de inventar, aplica la inteligencia práctica en base a la observación de lo ya inventado (echando mano, incluso, de otros deportes), toma buena nota de todo cuanto ve y le da otro significado a una premisa básica: potencia tus virtudes para minimizar las del rival y no al revés.