Pero les digo la verdad: Les conviene que me vaya porque, si no lo hago, el Consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviaré a ustedes. Y cuando él venga, convencerá al mundo de su error en cuanto al pecado, a la justicia y al juicio; en cuanto al pecado, porque no creen en mí; en cuanto a la justicia, porque voy al Padre y ustedes ya no podrán verme; y en cuanto al juicio, porque el príncipe de este mundo ya ha sido juzgado. Juan 16:7-11
!Oh Espíritu Santo, precioso consolador, Bendito Dios!
Sabemos que el Espíritu Santo esta con nosotros, día a día, Él es nuestro amigo, compañero, abogado, maestro, ayudador y consolador; está tan cerca de nosotros, que desperdiciamos cada instante de nuestra vida, haciendo todo en nuestras fuerzas, y no sólo eso, sino tomando decisiones incorrectas que nos llevan por caminos de sufrimientos y angustias, desgastándonos en todo el sentido de la palabra: Pierden el tiempo ustedes, que se levantan temprano y se acuestan tarde para comer un pan conseguido con sufrimiento porque Dios da a quien ama, aun mientras duerme. Salmo 127:2 (PDT).
Porque no acudir a la persona del Espíritu Santo, en todos los momentos de nuestra vida, es tomar caminos sin su dirección, haciendo nuestra vida más difícil, si pudiéramos de verdad entender su voluntad divina,
¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, Si en mis caminos hubiera andado Israel!
En un momento habría yo derribado a sus enemigos, Y vuelto mi mano contra sus adversarios.
Los que aborrecen a Jehová se le habrían sometido, Y el tiempo de ellos sería para siempre.
Les sustentaría Dios con lo mejor del trigo, Y con miel de la peña les saciaría. Salmo 81:13-16
Bendiciones