La ciencia es un mundo de maravillas, muchas inalcanzables para mí.
En Wikipedia se nos ofrece un enunciado: “el esporófito de las filicopsidas”. Es la promesa de un texto ininteligible, lleno de misterios y recovecos oscuros. Y, en efecto, no defrauda en absoluto:
Es un cormo sin crecimiento secundario, con raíces adventicias, sifonostela, megafilos, esporangios en margen o cara abaxial de megafilos. La prefoliación es circinada, característica de los helechos (en el sistema de clasificación de Engler, con excepción de la subclase Ophioglossidae, donde la prefoliación es plegada con estípulas formando vaina).
Los leptosporangios pueden tener apertura por estomio apical (Osmundaceae), por anillo funcional (Filicidae), o pueden no tener partes de la pared especializadas en la apertura (Marsileaceae, Salviniales).
Podría buscar cada palabra y desentrañar su significado, pero ello le quitaría mucho de su magia ocultista. Escudriñar un misterio es arrebatarle la poesía de lo desconocido, exponerlo a la luz y apagar sus sombras. A veces es mejor disfrutar del significante antes que del significado, porque hay palabras bonitas sin más. Como “esporangios” y “circinada”. Lo que signifiquen es lo de menos.
Hace cien años la actriz Sarah Bernhardt declamó un texto en francés ante un público de seguidores suecos, que no conocían su idioma. La sonoridad de las palabras, la cadencia de la voz y la emoción del sonido provocaron el éxtasis de los aficionados, compungidos hasta la lágrima. Uno de los presentes preguntó por la naturaleza del texto tan bellamente recitado. La actriz se había limitado a leer una lista de la lavandería de su hotel.
Deambular por la Wikipedia es como seguir el trazado sinuoso de un laberinto, lleno de recodos y cruces. Nunca sabes lo que te vas a encontrar ni a qué puerto te puede conducir tu derrota. Pero a veces llegarás a un reino de palabras opulentas y sonidos nuevos, a una tierra rica, desconocida y embriagadora.
Al hogar del esporófito de las filicopsidas. Sea lo que sea.
Antonio Carrillo