Por lo visto hasta hoy en los pronunciamientos del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, todo indica que busca dirigir el Estado como si fuera una empresa mercantil (falta ver sus acciones y hasta dónde lo dejan llegar), pero si es ésta su verdadera intención, puedo asegurar que está totalmente equivocado, y por supuesto auguro el fracaso absoluto de su gobierno.
Por principio de cuentas, una empresa capitalista, que conoce usted muy bien, porque a ello ha dedicado su vida entera, busca siempre el lucro, la utilidad, legal o ilegal, aunque sea con el pretexto de “beneficiar a los trabajadores”, mientras que el Estado, todo lo contrario, procura el bien común, el servicio público, sin afán de lucro, al margen de pérdidas o ganancias, de suerte que a partir de este concepto hay una diametral diferencia de objetivos entre lo que usted sabe hacer y lo que el gobierno de los Estados Unidos y de cualquier otro país del mundo, necesita.
Prueba contundente de que usted busca gobernar a los Estados Unidos como una empresa privada son los nombres escogidos como cercanos colaboradores, alejados casi todos de la actividad política, pero muy cerca de los negocios privados.
Cansados de política
Para entender el fondo de esta cuestión, consideremos que la gente, en México y en el mundo entero, está realmente cansada de los políticos oportunistas que únicamente velan por sus intereses personales y de grupo, sin atender en lo más mínimo las exigencias de la comunidad. Esto ocurrió seguramente durante la reciente elección presidencial en su país, donde los ciudadanos, cansados de los políticos, se inclinaron por el lado contrario, quizás con la mejor intención, pero, claro, sin advertir las terribles consecuencias.
Realmente la política no es mala, la hemos hecho mala, porque partiendo del concepto aristotélico de los tiempos clásicos, la política es un instrumento para buscar el bien común, es decir, para servir a la gente, no para servirse de ella, que es lo que han hecho la mayoría de los políticos de aquí y de muchas partes de la Tierra.
Rescatar el principio
Por lo tanto, en nuestros días es preciso rescatar el principio del bien hacer en cuestión política. Esto es lo ideal, pero sin irse al extremo contrario, que es el interés puramente privado, particular, sin tomar en cuenta la armonía de la comunidad nacional e internacional. Esto es muy peligroso para su país, para el mundo y para usted mismo, señor Trump.
La política es una antigua y noble profesión si se sabe ejercer con honradez, como lo han hecho a través de la Historia notables personajes, aquí y en el mundo entero.
Cambiemos a los políticos, si es necesario, pero no la política, que es y seguirá siendo poderoso instrumento de progreso y desarrollo social. Y se lo dice alguien que no es, ni quiere ser político.
En conclusión, señor Trump, que cada quien se dedique a lo suyo: el político a servir con honradez al pueblo, y el empresario a crear empleos. No confundamos las cosas.
Artículo publicado por el semanario Conciencia Pública en su edición del domingo 11 de diciembre de 2016.