Violencia y coerción es aniquilar los (pocos) derechos sociales aún vigentes: una reforma laboral que en la práctica equivale al despido libre; una privatización encubierta de la sanidad (alquilando equipos públicos a la sanidad privada, reduciendo la atención en urgencias un 30 por ciento, exigiendo seis meses de empadronamiento en el municipio para tener acceso a cobertura médica), además de otras medidas que condenan a muchos a la miseria y el desamparo más absolutos.
Y sobre todo, señores políticos usurpadores y demás basura humana, violencia no es impedir el acceso al Parlamento, supuesto lugar sagrado donde se ejerce soberanamente eso que ustedes llaman democracia y que no es sino el dispositivo político que legitima la rendición incondicional al mercado y el blindaje de los privilegios de una “casta” socioeconómica.
Violencia, en cualquier lengua que se decline, es esto:
Cada enajenado que sostiene esas porras es un diente de esa boca enorme que el monstruo ha apuntalado bien en todo occidente y que no deja cabo suelto.¿El estado somos nosotros?.