Las dos entidades que más fiabilidad tienen a la hora de clasificar a las Universidades del mundo, son THE (Times Higer Education) y QS (QS World University Ranking). Por estas fechas salen los resultados del 2010 y vemos que sólo hay dos españolas entre las primeras 200, la Universidad de Barcelona (puesto 148 mientras que el año pasado estaba en el 171) y la Universidad Autónoma de Barcelona.(puesto 173 y 211 el año anterior). La posición de las universidades españolas no es brillante, pero mejora respecto a la edición anterior: 10 centros han logrado clasificarse entre las 500 con mayor calidad del mundo, mientras que el año pasado sólo 8 lo consiguieron, pero todo ello muy lejos de los países punteros.
Los rankings de universidades internacionales son amados y odiados a partes iguales. Las universidades que salen bien posicionadas siempre sacan pecho y las que quedan en lugares más discretos dicen que el estudio no es representativo. Con todo, los métodos que se utilizan para elaborar estas listas están llenos de matices. La calidad de la investigación y la docencia, la contratación de los graduados y el compromiso internacional son algunos de los criterios que siguen.
Sobra decir que las primeras son estadounidenses e inglesas; este año Cambridge desbanca a Harvard del Nº1; China, Japón Suiza y Canada destacan por los buenos resultados.
Todo esto me hace pensar en lo decisivo que es emplear el estímulo adecuado, por ejemplo, en la época de la colonización inglesa a Australia, los primeros pagaban cierta suma de dinero por cada preso que se embarcaba en Inglaterra hacia Australia, el viaje era muy largo y la tasa de mortalidad era como del 50%. El gobierno inglés se dió cuenta de la situación y comenzó a pagar por cada preso que llegaba a su destino, con lo que la tasa descendió a menos del 1%.
La Universidad de Manchester acaba de contratar a los dos rusos ganadores del premio nobel de física, y la pregunta es: ¿Por qué, por ejemplo, la Universidad de Sevilla no los contrató? Ahora, que si se tratase de un entrenador de fútbol, seguramente que el Sevilla Fútbol Club hubiera estado muy interesado ¿no?
A la mayoría de la gente se le ve muy interesada en ganar dinero, en hacerse rica, pero son muy pocos los que quieren dedicarse a la investigación, con toda seguridad es la falta de estímulos, porque talento hay, pero empleado en otras labores, como el talento de Al Capone, que si hubiese tenido el estímulo adecuado habría podido ser otro Bill Gates. Las tramas de corrupción que se destapan cada día no son cosa de niños, se ha invertido en ellas gran talento. ¿Estaremos dando a nuestros hijos el estímulo adecuado o hacemos como el gobierno (nuestro segundo padre) que poco está haciendo para que la investigación de frutos?