Revista Cine
Mauricio González Lara ha enviado su top-20 (con todo y extras) al blog, como sigue:
No sé si son las mejores, pero estas son mis películas favoritas de 2014:
1 Fuerza mayor (Ruben Östlund). Una experiencia tan brutal como Play. La diferencia: el tono de farsa que Östlund aplica en Fuerza mayor (tomas simétricas y prolongadas que derivan en carcajadas incómodas, casi insoportables) evidencian un talento maestro de rango enorme. Una bestia burlona y devastadora que retrata cómo nos representamos en el orden familiar.
2 El lobo de Wall Street. Martin Scorsese eleva al delirio el guión inteligentísimo de Terence Winter y entrega los minutos más divertidos y ágiles del 2014. La materialización de la oficina de Wall Street como templo y sede de bacanales es un logro que Fellini miraría con envidia.
3 Bajo la piel (Jonathan Glazer). Una perturbadora experiencia sobre la tragedia de no sentirse humano. Repleta de imágenes memorables (botón de muestra: ese negro líquido en el que flotan las víctimas de Scarlett hasta devenir solamente en piel). Pesadilla total.
4 La gran belleza (Paolo Sorrentino). ¿Dónde se encuentra la “gran belleza”? ¿En la sobredosis sensorial –el “síndrome de Stendhal”- que sufre el turista nipón frente al testimonio de la historia, o en la decadencia gozosa de los romanos que bailan “La nalguita”? ¿O es la memoria idílica inaprehensible en el vacío y frustración de la madurez? Como Marcello hace 54 años en La dolce vita, Guido termina la película sin respuestas ni brújula que le ayuden a encontrar el camino.
5 De tal padre, tal hijo (Hirokazu Koreeda).Sabia, incisiva, conmovedora. La secuencia de la reunión familiar en el río, cuando el padre acepta el desamor por su hijo, es capaz de quebrar a cualquiera. No teman: el final es merecidamente feliz.
6 Un toque de pecado. La globalización y sus efectos. La China de Un toque de pecado es depredación pura. La estilización de Jia Zhangke sólo torna más apabullante la esclavización. La similitud de las últimas tomas de El lobo de Wall Street y Un toque de pecado es notable: las cintas son distintas en tono y estilo, pero al final, el discurso es el mismo.
7 Workers (José Luis Valle). La secuencia en la que Valle utiliza el plano fijo y la pantalla ancha para narrar lo que sucede entre la tarde y la noche de una esquina de Tijuana es todo un universo. La tortura de Princesa, la perra consentida de la familia narca, es una de las venganzas sociales más hilarantes del cine mexicano. Una temprana obra maestra.
8 El Babadook (Jennifer Kent). Una obra sobre la pérdida y los horrores de la maternidad disfrazada de cinta de posesión demoniaca. Junto con Bajo la piel, tiene una de las maquetas de sonido más trabajadas en años recientes. Haría una excelente función doble con Hablemos sobre Kevin.
9 Vamos a jugar al infierno. La fragmentación y efervescencia gore de Shion Sono al servicio de un homenaje a la fuerza liberadora del cine. Un Cinema Paraíso para la “banda”, con todo y lagrimita cómplice del espectador segundos antes de que lleguen los créditos finales.
10 Ida (Paweł Pawlikowski). El cierre del ciclo de dolor histórico polaco en Ida no produce calma, sino inquietud y desazón. Un triunfo en términos formales. Plus: son contadas las cintas con un uso tan afortunado de la música de John Coltrane.
11 Nubes de María. Olvidemos por un momento la actuación gigantesca de Juliette Binoche, ¿cómo precisar la súbita energía disruptiva de Kirsten Stewart dando tumbos intoxicados al ritmo de Kowalski, de Primal Scream? Un retrato otoñal filmado con agudeza por un realizador moderno e impredecible: Olivier Assayas.
12 El planeta de los simios: confrontación (Matt Reeves). La expresividad de César cuando explica lo orgulloso que se siente de lo mucho que han avanzado los simios es motivo suficiente para incluirla en la lista. ¿Quieren otro? El plano secuencia en el que vemos a Koba montarse en un tanque y penetrar en el campamento de los humanos.
13 Narco cultura (Shaul Schwarz). Un testimonio sobre la desolación provocada por el narco, así como una fotografía de la idiotez lucrativa con la que se mitifica al “bandolero” dentro y fuera de México. Esencial.
14 Las historias que contamos. La memoria, la fugacidad del amor, el contraste entre verdad e idealización, la engañosa simplicidad. Temas y obsesiones del cine de Sarah Polley expresadas en este “documental” sobre los orígenes de la propia cineasta. Polley ya no es un talento prometedor: es una cineasta importante de la que se esperan trabajos de ligas mayores.
15 The Congress. Una alucinación sobre el cine postfotográfico, la virtualidad y la manera en que se crea el concepto de “celebridad”. Las transiciones animación/"realidad" de Ari Folman (Waltz with Bashir) fascinan e inquietan. Un tour de force para Robin Wright.
16 The One I Love (Charlie McDowell). ¿A quién amamos realmente? ¿A nuestra pareja o a la representación que queremos que sea? Un juego de espejos inventivo y disfrutable.
17 Sueño de invierno (Nuri Bilge Ceylan). Hay dos películas en Sueño de invierno. La mejor es una reflexión sobre clases, "generosidad" y dominio social; la otra es un retrato de miserias familiares indulgente y verborreico. La primera película es una obra maestra; la segunda, no tanto. Esta lista se queda con la primera, obviamente.
18 La gran aventura Lego. Quizá el discurso sea una tontería –la trampa es obvia: la subversión sólo es posible siempre y cuando se realice bajo la estética totalizadora del Lego-, pero el valor de este trabajo del cada vez más relevante equipo creativo Lord y Miller no radica en la justificación “artística” para extender los contenidos de la marca Lego, sino en el ingenio desbordado y desbordante para generar una ocurrencia afortunada cada cinco minutos. Plus: tiene al mejor Batman fílmico de la historia (o por lo menos sí al más simpático).
19 Adiós al lenguaje. "Me da asco su felicidad, su sí. Yo estoy aquí para decir no. Y morir". Jean Luc Godard, punk: irrita, divierte, marea, pero jamás aburre. Plus: acariciar a ese perro existencialista parece posible por un momento.
20 Al filo del mañana (Edge of tomorrow, Doug Liman).Tom Cruise forever, bitches!
Regreso del año: Wes Anderson con Grand Budapest Hotel
Música:20,000 días sobre la tierra (Iain Forsyth, Jane Pollard). Más que un testimonio sobre las andanzas cincuentonas de Nick Cave, un ensayo sobre el arte como vivencia transformadora.
Televisión:Boardwalk Empire, The Knick