No se puede alcanzar el éxito empresarial sin crear un entorno sostenible que emane de una gestión ética, responsable y excelente de la actividad, ¿estás de acuerdo?
La sostenibilidad es un proceso impulsado por humanos. Las máquinas no dirigen empresas o procesos, lo hacemos las personas.
La sostenibilidad maximiza el talento humano aprovechando nuestra atención hacia la optimización y la excelencia del proceso.
El desarrollo del concepto de excelencia en el marco de la empresa está íntimamente ligado a lo que conocemos como el Modelo EFQM de Excelencia.
Nacido en 1992 bajo el liderazgo e impulso de la European Foundation for Quality Management (EFQM) y de la mano de un equipo de expertos de la industria y la docencia, ofrece a las organizaciones una serie de herramientas de gran valor para orientarnos hacia la excelencia.
Hablamos, en este caso, de un marco holístico aplicable a cualquier organización, de cualquier tamaño o sector y en el que, actualmente, hay más de 50.000 organizaciones en el mundo trabajando en este sentido.
El Modelo EFQM se basa en un conjunto de valores europeos, expresados por primera vez en el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales (1953) y la Carta Social Europea (revisada el 1996), haciendo también referencia a los 10 principios del Pacto Mundial de la ONU.
Este modelo de excelencia ofrece una herramienta integral, práctica y no prescriptiva, que ayuda a las organizaciones a conocerse mejor a sí mismas, a realizar un análisis objetivo, riguroso y estructurado de su funcionamiento y, en consecuencia, a mejorar su gestión.
Partiendo del fundamento EFQM de que lo que no se mide, no se puede mejorar, nos permite avanzar para incrementar la competitividad de una organización determinando en que punto se encuentra y, a partir de ahí, identificando los cambios y las acciones necesarias para avanzar en el camino hacia la excelencia en la gestión.
Con esta filosofía de medición, las organizaciones pueden identificar sus puntos fuertes para así poder potenciarlos, y ciertas áreas de mejora que pueden representar nuevas oportunidades, pudiendo definir objetivos, prioridades y tomar decisiones fundamentadas.
Si nos adentramos un poco más en el Modelo EFQM de Excelencia, podemos ver que está integrado por 3 componentes:
- Los Valores de la Excelencia que describen los cimientos esenciales para alcanzar una excelencia sostenida en el tiempo. Dentro de este conjunto de valores, existe un valor principal que relaciona el modelo de excelencia EFQM con el ámbito de sostenibilidad y es el valor asociado a Crear un futuro sostenible.
- El Modelo EFQM que permite comprender las relaciones causa-efecto que existen entre lo que la organización hace (gestión) y lo que consigue (resultados).
- El Esquema REDER que proporciona una herramienta de medición para analizar el rendimiento y medir la madurez de la gestión de una organización.
En relación a esta suma necesaria entre excelencia y sostenibilidad, podemos avanzar en la integración de ambos conceptos apoyándonos en alguno de los referentes disponibles que permiten desplegar nuestro modelo de gestión responsable.
Tenemos a nuestro alcance metodologías, normas y marcos de trabajo tales como: ISO 26000, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Pacto Mundial, los Estándares GRI para la elaboración de Memorias de Sostenibilidad, o el Sistema de gestión SGE 21.
Una vez damos el salto en esta integración, aparece ante nosotros el anhelado modelo de organización excelente y sostenible
A lo largo de la historia, se ha podido comprobar que aquellas organizaciones que han sobrevivido han sido aquellas que han sabido desarrollar un conjunto de competencias y habilidades que les ha permitido adaptarse y dar respuesta a los nuevos retos que surgen como consecuencia de los continuos cambios.
Conceptos como los de la empresa viva y organización inteligente han estado presentes durante décadas y probablemente son un claro precedente a la necesidad actual de desarrollar conceptos y criterios vinculados con la excelencia y la sostenibilidad de las organizaciones.
En un entorno cambiante y competitivo como el actual, es difícil hablar de sostenibilidad de las organizaciones sin contemplar la necesidad de estar orientada a la excelencia, y viceversa.
Es más, la sociedad requiere directivos que piensen en el largo plazo, en la sostenibilidad y que fundamenten sus decisiones en valores éticos.
En definitiva, las organizaciones excelentes y sostenibles, y sus líderes que dan forma al futuro y lo hacen realidad, actúan como modelos de referencia por sus valores y principios éticos, inspirando confianza e integrándolo estos fundamentos en su estrategia.
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