El factor suerte

Existen fundamentalistas que afirman que la diferencia entre una pelota que pega en el travesaño y pica adentro y otra que pica afuera radica en la pericia del ejecutor. La pelota que entra está bien pateada y la que pica afuera (o aún en la línea) está mal pateada.
Este grupo de personas descreé absolutamente de la existencia de la suerte.
Afirman que si las cosas se hacen bien se obtienen buenos resultados y si hacen mal se fracasa. Hasta se animan a decir que todos los éxitos provienen de haber hecho las cosas bien y todos los fracasos son consecuencia de errores o negligencias.
Sin embargo bajo esta extrema posición se hace bastante dificultosa la explicación de ciertos eventos como algunas lesiones o algunos fallos arbitrales.
Se preocuparán estas personas por tratar de influenciar de cualquier manera al juez para que no se equivoque o que al menos no se equivoque en su contra. Y consideraran esta tarea como parte de su función. Creerán que la selección de Togo debió haber hecho tareas de inteligencia el atentado terrorista que los marginó de la Copa Africana de Naciones. O que el cuerpo técnico de Alemania debió haber recomendando a Ballack que no juegue o que al menos se cuide en ese desgraciado partido.
Yo estas cosas las atribuyo a la suerte, a ese margen que excede lo manejable, a esa probabilidad de ocurrencia de un hecho afortunado o desafortunado.
¿Y si cobraban mano de Maradona en el histórico partido contra Inglaterra? (foto).
En el año 98 el árbitro pudo haber sancionado la falta contra Ortega, penal para Argentina con el partido 2-2 a pocos minutos del final. En el 90 pudo haberse tragado el pito en vez de sancionar el penal de Sensini en la final. En el 94 pudo no haber salido el 10 en el sorteo del antidoping. Hechos individuales que pudieron haber cambiado la historia y que es bastante dificil de atribuir al descuido o la falta de trabajo. Que Maradona se haya dopado o que Ortega haya pegado un cabezazo no son parte del episodio azaroso y sí podían haberse evitado de antemano.
Podría habérsele prohibido a Branco aceptar el bidón argentino estando Bilardo sentado en el banco, no así a Bielsa o la mayoría de los DT.
La línea entre lo manejable y lo azaroso es muy delgada y no hay que entrar en posiciones extremas.
La parte manejable aún es la más importante del juego y mientras mejor sea manejada más lejos se llegará sin tener que recurrir a milagros. Menos suerte necesitará nuestra selección para salir campeón que la que necesitará Grecia o Nueva Zelanda.
En este mundial ya hay selecciones favorecidas y perjudicadas, algunas en el sorteo y otras con las lesiones.
Alemania es la que arrancó con el pie izquierdo por la lesión de su máxima figura, España también está maltratada por lesiones recientes y Argentina hasta ahora viene con el viento a favor. Estas situaciones cambian día a día pero es esperable que aquel que levante la copa haya tenido la suerte de su lado.
Al que definitivamente no lo acompaña la suerte es a Karim Benzema, marginado por Domenech, al parecer por su condición de escorpiano…
Juan Pablo Serra