Dice la leyenda del Faro de Favaritx que en las noches de luna llena si andas sobre los charcos que se forman en sus alrededores recibes de la luna y del mar energía, fuerza y fertilidad.
El Faro de Favaritx se encuentra en el Parque Natural de s' Albufera des Grau en la costa norte de Menorca. Es el faro más famoso de la isla debido al enclave donde está situado. Esta es la zona más antigua geológicamente de Menorca, con unos paisajes muy agrestes y salvajes que te hacen sentir como si no se tratase de la misma isla.
El Cap de Favaritx, el cabo del que el faro adoptó su nombre, es una punta rocosa de pizarra negra que se adentra en un mar que en invierno es muy bravo formando acantilados y bahías flanqueadas por playas vírgenes, como Cala Presili y Cala Tortuga, en las que es una maravilla pegarse un baño en verano.
El paisaje que se puede apreciar en esta zona de Menorca es único, no hay nada semejante en el resto de la isla. Es una zona sin apenas vegetación, dominada por un paisaje rocoso en el que la pizarra negra y las vetas de óxidos ocres muy intensos le confieren un paisaje que muchos denominan como lunar.
Las zonas interiores del Cap de Favaritx tienen abundantes y finos manantiales, poco más que pequeños hilillos de agua que recorren la superficie hasta perderse entre las grietas del rocoso terreno. Entre las pizarras y demás materiales rocosos de la zona se pueden encontrar con facilidad fósiles de crustáceos y demás bichitos marinos que vivieron hace miles de años y que son buena muestra de la antigüedad geológica de la zona.
Pululando por la zona están las dueñas del lugar, las cabras montesas salvajes de Menorca. Estos simpáticos animalitos no tienen ningún miedo de la gente y se acercan a los visitantes con la esperanza de que les caiga algo de comer. Se dejan incluso acariciar.
El Faro de Favaritx fue construido en 1922 utilizando los materiales de la zona. Hoy en día puede verse el lugar desde donde se extrajeron los mismos. En uno de sus laterales hay un túnel excavado en la roca que desemboca en un acantilado. Cerca del mismo pueden apreciarse los restos de los emplazamientos de varias baterías de defensa enormes que protegían la costa norte de Menorca.
Este punto es donde más fuerte sopla el viento de Tramontana en toda la isla. En invierno hay días en los que la fuerza del viento hace que caminar o simplemente mantenerse de pie sea toda una odisea. Sin duda, los días invernales de viento en los que el mar golpea con fuerza estos acantilados es cuando la visita a esta zona es más espectacular. Por su parte en verano uno puede disfrutar de las fantásticas playas vírgenes de la zona y pegarse un bañito en las cristalinas aguas menorquinas.