El último día comenzó y finalizó con proyección de película, que es lo que corresponde en un festival cinematográfico. La primera fue ‘El amor no es lo que era’, de Gabriel Ochoa. Tres historias de tres parejas en tres momentos muy diferentes de la relación y, además, marcando tres generaciones. Los tres protagonistas masculinos son médicos en el mismo hospital y, aunque se crucen en determinados momentos, las historias se cuentan independientes unas de otras. La pareja más joven acaba de conocerse; la de mediana edad se encuentra en un punto muerto y la más anciana se reencuentra tras mucho tiempo después de haberse divorciado. La evolución de cada relato marca este sencillo drama romántico que no aporta mucho a la historia del cine. No va a existir un antes y un después de este filme, es intranscendental pero además, vacío. Hay personas que pueden distraerse viéndolo, pero sólo eso, como leer las etiquetas de los champús en el baño.
La lectura del palmarés de documentales y largometrajes de Sección Oficial fue el siguiente acto en el que estuve presente; parece que el jurado ha tratado de dar un reconocimiento a las películas con menor presupuesto, aunque no ha querido lanzarse a la piscina en ese sentido.
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