Alemania acaba de exigir el fin de la soberanía económica de Grecia. Exige que sea un administrador de la UE el que se haga cargo de las finanzas del país y tome las decisiones. Además impone que el pago de la deuda sea prioritaria, por encima de cualquier otra consideración. ¿Que los griegos se mueren de hambre?. No importa. hay que pagar la hipoteca.
Y a mi, que para eso soy un retorcido perroflauta, más que una medida de salvación de la ciudadanía griega y europea, lo que me parece es todo un golpe de estado. Un golpe de Estado financiero. La medida anula cualquier atisbo de soberanía del pueblo griego y capacidad para elegir su futuro. Sustituye su parlamento y gobierno por un administrador como si fuera una colonia cualquiera.
Algunos dirán que el futuro ya había sido hipotecado. Si. En base a una deuda capitaneada por algunos de los mafiosos de Goldmand Sachs que hoy se sientan en las primeras butacas a ver como termina el drama y cuyas consecuencias de la ingeniería financiera que aplicaron ha llevado a la ruina al país. Pero es que además, las políticas impuestas por una Merkel enloquecida, lo que ha supuesto es una recesión más profunda, una pobreza generalizada y que no haya salida alguna ni para la economía ni, fundamentalmente, para la ciudadanía griega.
Después de Grecia vendrán otros países. De hecho, la gran ofensiva del neoliberalismo europeo capitaneado por Merkozy ya ha dejado su impronta en algunas medidas como la necesidad de obtener el “visto bueno” a los presupuestos generales de los estados por parte de la Comisión Europea o que se haya constitucionalizado precisamente la obligación de priorizar el pago de la deuda y de la eliminación del déficit.
la medida es tan gravísima que hace pensar que este es el fin del sueño europeo. Se acabó pensar en una Europa de los pueblos. De los polvos de Maastrich a los lodos de la soberanía del estado griego en principio. Mañana será Portugal y pasado nos tocará a España como no digamos basta.
Y ya no es sólo el fin de Europa. Es que amenazan la esencia misma de nuestros valores: la propia democracia. Nos están robando nuestra capacidad de elegir nuestro destino, nuestros gobiernos, nuestro futuro. Nos lo cambian por tecnócratas a sueldo de todas esas corporaciones que han hundido el sueño europeo.
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