Cuando tenía unos dieciséis años, empecé este proyecto con ilusión. Mucha, muchísima. Una ilusión que, aunque no lo creáis, me ha acompañado todos estos años. Al menos hasta ahora.
No recuerdo cómo pasó. Supongo que, al final, somos la suma de las decisiones que tomamos y, en cierto modo, siempre estamos cambiando. Es ese cambio, el sutil, el que se te pega a la piel sin que te des cuenta; el que ha hecho que me dé cuenta de que sí, que esto me ha aportado muchísimo... pero ya no me llena.
He adorado leeros. Puedo jurarlo. Lo he adorado hasta el punto de que antes me moría de ganas de que llegara el sábado, sólo para saber qué habíais leído, qué reseñabais, qué os llenaba... pero ese sentimiento se ha apagado. Ojo, no digo que ya no quiera saber de vosotras, de vosotros. Voy a echaros de menos, pero me parece hipócrita seguir aquí si ya no me emociona sentarme a escribir una entrada, si siento que ya no me queda nada que aportar a esta comunidad preciosa.
Lo dije hace algunas entrada - ¿tal vez un año?, no lo recuerdo - y lo repito ahora: no creo en las idas y venidas. Así que... esto es el final. Blogger me ha dado mucho. Vosotres me habéis dado mucho.
Estaré por Instagram, por si todavía queréis saber qué cositas leo. Y por Goodreads.
Muchísimas gracias por todo.
Si hay alguien leyendo esto... espero que sepa que, joder, ha sido importante. Ha sido muy importante.